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Cruz Roja cerró banco de sangre para evitar eventuales demandas

Por riesgos de contaminación con hepatitis o Sida. “La decisión no fue fácil, porque dejamos de prestar un servicio a la comunidad”, dijo la presidenta de la entidad. Aportaban anualmente cerca de 2 mil unidades de sangre.

13 de Enero de 2004 | 15:46 | La Segunda
SANTIAGO.-La Cruz Roja chilena cerró el banco de sangre que administró desde la década de los años cincuenta, para evitar demandas por riesgos de contaminación con hepatitis o Sida, como han debido enfrentar las organizaciones de Canadá y Francia.

“La decisión no fue fácil, porque dejamos de prestar un servicio a la comunidad. Aunque tenemos diplomas de excelencia y ningún reclamo, los riesgos eran muy grandes y nosotros no contamos con bienes para asumir eventuales indemnizaciones”, explicó Zoy Katevas, presidenta de la Cruz Roja chilena.
La medida ha dejado a miles de chilenos sin la posibilidad de recurrir a la ayuda gratuita del organismo cuando, por accidentes o enfermedades, se requieren donaciones de sangre que sobrepasan las de parientes y amigos.

Cerca de 20 solicitudes diarias se rechazan en promedio desde que dejó de operar el banco, agregó Teresa Peña, quien estuvo a cargo de la unidad.

La Cruz Roja no sólo se ocupaba de la recolección de sangre; también de los análisis de la muestras y de distribuir aportes entre hospitales, clínicas y centros de diálisis.

Recomendación vino de Cruz Roja Internacional
Sin embargo, la recomendación del cierre provino de la Cruz Roja Internacional -con sede en Ginebra-, tras el juicio que enfrentó el año 2002 la organización de Canadá. Una demanda por contaminación con Sida obligó a esta filial a vender sus propiedades para pagar una millonaria indemnización.

Hospitales deben salir a la calle a buscar donantes

Como paliativo, la entidad chilena puso a disposición de los hospitales y clínicas su unidad móvil para que “salgan a las calles” a captar donantes voluntarios. Sin embargo, no más de dos o tres establecimientos han asumido la tarea.
La Cruz Roja chilena aportaba anualmente cerca de 2.000 litros de sangre (alrededor de 160 litros mensuales), que se destinaban a cualquier persona que lo requería y, especialmente, a los miembros de la Asociación de RH Negativos y de la Unión de Donantes Voluntarios, creados al amparo de la entidad chilena.

Las campañas de recolección se realizaban en empresas y universidades. Sin embargo, ante la disminución de los voluntarios, acciones masivas como las emprendidas en la Plaza de Armas se volvieron riesgosas, según Katevas.

“Mucha de la gente que no está inscrita no dice la verdad y el riego de que fuesen portadores de Sida era alto. Cuando llevábamos las muestras a los hematólogos y se enteraban de donde provenía nos decían que no era seguro”, detalló la presidenta de la entidad.
Bajan los controles sobre las muestras

El cierre del banco no sólo ha significado no contar con ese aporte, sino que además redujo los controles que se realizan a los donantes para evitar riesgos de contaminación.
“Nosotros hacíamos más exámenes que los que actualmente pide el Ministerio de Salud. Revisábamos la presencia de hepatitis B y C, Sida, sífilis, chagas y del virus HTLV I y HTLV II, que es transmisible por la sangre y por contacto sexual”, detalló Teresa Peña.
“El ministerio, en cambio, analiza los cuatro primeros, pero el chagas lo ve sólo hasta la VI región porque se supone que hacia el sur no hay vinchucas. El análisis de HTVL no lo hace, tal vez porque es muy caro”, agregó.

Entre los más afectados con el cierre del banco de sangre están los pacientes que deben dializarse.

Aunque las donaciones de sangre eran gratuitas, la Cruz Roja cobraba cerca de $ 20.000 por la bolsa de recolección, los antígenos, los controles cruzados para descartar contaminaciones y los difusores para la transfusión.

“Esos pacientes deben pagar ahora en los hospitales públicos entre $ 35 mil y $ 40 mil por cada unidad y el valor es incluso superior en las clínicas”, destacó Peña.
Para los antiguos y nuevos donantes también han surgido obstáculos. Mientras la Cruz Roja administró su banco, ellos tenían asegurado que contarían con sangre en caso de necesitarla.

“Ahora les decimos que vayan a donarla a los hospitales, pero ahí les aclaran que si caen enfermos sólo les aportarán la cuota que requieran si se atienden en ese establecimiento. Si van a otro, o a una clínica, no cuentan con esa ayuda. Así no se puede captar donantes”, advirtió Peña.

La falta de interés en usar la unidad móvil de la Cruz Roja es otro tema que preocupa.

“Lo puede pedir cualquier hospital, de hecho tenemos convenios, pero sólo lo hacen regularmente la Posta Central, el Sótero del Río y de vez en cuando el Hospital Clínico de la Universidad Católica”, agregó.

“Lo que no se puede fomentar es que se pague a los donantes”, dijo la presidenta de la Cruz Roja.
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