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¡Cuidado que quema!

En Chile, 10 de cada 100 mil personas tiene cáncer a la piel debido a la exposición directa a la radiación causada por los rayos ultravioleta.

21 de Enero de 2004 | 07:04 | Matías Bakit, El Mercurio en Internet
Semáforos de radiación.
Semáforos indican a la población los niveles de radiación que existe en el ambiente.
SANTIAGO.- Situémonos en cualquier playa o piscina del país. ¿Cuál es el panorama que se verá? Al 80% de las personas fuera del agua. De hecho, la mayoría de las veces son sólo niños los que se refrescan en ella.

Parece contradictorio, pero no lo es en absoluto. Para gran parte de la gente la prioridad no es bañarse, ni refrescarse, ni mucho menos hacer ejercicio nadando. Lo que motiva a la gente es la posibilidad de adquirir "el bronceado perfecto", o sea, un tono de piel café con leche, lo más parecido posible a modelos o estrellas de Hollywood.

El problema es que este color muchas veces se transforma en un rojo jaiva o en un tono más cercano al café cargado que al café con leche. Sólo en ese momento las personas se dan cuenta de que tomar sol tiene sus riesgos y de que no basta tomar las mínimas precauciones.

Los rayos UV

En el siglo XIX, el científico Johannes Ritter descubrió que el sol no sólo emite luz visible, sino que además también envía a la tierra una radiación invisible, de una longitud de onda más corta que el azul y el violeta. Decidió nombrarla ultravioleta.

Esta luz está dividida en tres: La UV-A, que es la continuación de la radiación visible y la responsable del bronceado de la piel; la UV-B, que a pesar de estar muy atenuada por la capa de ozono, tiene un efecto nefasto para la salud humana (cáncer, catarata y debilitamiento del sistema inmunológico) y la UV-C, que afortunadamente es completamente absorbida en la atmósfera.

Esta radiación, junto con el descuido de las personas, es la causante, por ejemplo, del cáncer a la piel, pero su efecto depende de la hora del día a la que se tome sol, de la altura, del color de piel y, muy especialmente, del espesor de la capa de ozono.

El problema es que, el uso de aerosoles y el descuido por el medio ambiente han provocado que las cantidades de O3 (Ozono) en la atmósfera hayan disminuido al punto de provocar un agujero en la capa de 22 millones de kilómetros cuadrados. Gran parte de éste está sobre Chile.

¿Bronceado o quemado?

En su eterna búsqueda por el "bronceado perfecto", las personas no escucharon las advertencias que decían que el agujero de la capa era cada vez más grande o que los rayos UV eran cada día más peligrosos. Por supuesto, esto trajo consecuencias.

Según cifras entregadas por la Corporación Nacional de Cáncer (CONAC), el cáncer de piel se ha incrementado en un 8,3% debido a la incorrecta exposición al sol.

En Santiago, lo tasa de melanoma maligno, el cáncer de piel más grave, subió un 158% desde 1992 a 1998. Asimismo, en la segunda región, la mortalidad por esta enfermedad es de 3,7 por cada 100 mil habitantes, siendo la zona que presenta más muertes por esa causa.

Debido a esto, el riesgo de que los niños contraigan cáncer a la piel subió de un 10% a un 16%, y se estima que esto siga subiendo, pues por cada disminución del 1% de la capa de ozono, los tumores a la piel aumentan un 5%.

En conformidad con esto, se calcula que 10 de cada 100 mil chilenos padecen cáncer a la piel.

Los rayos UV tienen diferentes efectos sobre la piel. El principal es la quemadura al sol, que científicamente es conocida como eritema.

También pueden dañar el material genético de las células cutáneas, causar fallas oculares y bajar las defensas del sistema inmunológico, lo que provoca una menor resistencia contra enfermedades como alergias, cáncer, malaria y herpes.

Hay dos tipos de cánceres que pueden ser causados por la exposición directa a los rayos UV: Los melanomas y los epiteliomas. El primero surge primero en un lunar para luego expandirse y el segundo consiste en que la radiación provoca daño directo a nivel celular.

Prevención

La primera regla de la prevención es la más desoída por las personas. Consiste en evitar la exposición a la luz solar entre las 11:00 y las 15:00 horas, tanto en días despejados como en días nublados.

Un concepto mundialmente conocido para evitar las quemaduras por el sol son los bloqueadores. Supuestamente bastaría cubrirse partes del cuerpo con eso para acostarse cómodamente en la playa, pero hay algunas condiciones que cumplir antes.

El bloqueador debe ser aplicado por lo menos 30 minutos antes de exponerse a la radiación, y su uso debe repetirse cada dos horas. Debe, además, cubrir todo el cuerpo, sin olvidar las orejas y la nuca.

El factor mínimo que se debe utilizar es 15. Ahora bien, éste sólo es útil para los que tienen piel oscura, pues aquellos de tez blanca tienen que aplicarse por lo menos un factor 30.

Hay que poner especial atención a los menores de 10 años, pues su piel es más sensible que la del resto. Junto con esto, se debe evitar la exposición al sol con la piel húmeda, porque aumenta la captación de radiación.

La CONAC también recomienda el uso de lentes oscuros, procurando que tengan bloqueador de los rayos UV del tipo B.

Por supuesto, quienes noten que tienen una lesión en su cuerpo que no cicatriza o algún lunar nuevo, deben consultar al médico inmediatamente.

Todos contra el cáncer

Para evitar que este verano la gente se exponga a la radicación irresponsablemente y para que no aumenten los casos de cáncer a la piel, la CONAC, en conjunto con Laboratorios Mayer y el Departamento de Física de la Universidad de Santiago, lanzó hoy una campaña de información y prevención llamada: "Disfruta el sol, cuida tu piel".

Ésta iniciativa tendrá dos fases. La primera será la de la información, y en ella se repartirán 40.000 folletos en las rutas 68 y 78. Además se instalarán letreros camineros referidos a la toma de conciencia.

La segunda etapa de la campaña estará enfocada a la prevención. Ésta consiste en la instalación de banderolas en la playa de Santiago, en los juegos acuáticos de Quinta Normal y en las piscinas Antilén y Tupahue.

Las banderas tendrán colores que las relacionen con el índice de UV. ¿Cómo se mide esto? Mediante un aparato llamado sensor ultravioleta, que está fabricado en base a filtros que miden la radiación.

Dependiendo del riesgo, la máquina (que está fabricada como un semáforo) mostrará un color. Verde significa intensidad baja, amarillo media, naranja alta, rojo peligrosa y morado extrema. En esta última, no se puede estar más de 30 minutos al sol.

Por ello, si quiere lograr el "bronceado perfecto" este verano y, además librarse del cáncer y otras enfermedades, siga las instrucciones y si va a una piscina de la capital, no olvide mirar las banderas.