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Un adiós "a la fuerza" de paz: Chilenos parten a Haití

Llantos, abrazos, besos, fotos por montones, cartas de despedida, pololas desmayadas y recuerdos familiares fueron algunas de las imágenes que se pudieron presenciar en la despedida de los 120 militares chilenos que fueron destinados a fuerzas de paz en Haití.

04 de Marzo de 2004 | 10:47 | Francisco Álvarez, El Mercurio en Internet
Michelle Bachelet
Ministra de Defensa asiste a una mujer desmayada
SANTIAGO.- La academia de guerra ayer fue un lugar singular. Llantos, abrazos, besos, fotos por montones, cartas de despedida, pololas desmayadas y recuerdos familiares fueron algunas de las imágenes que se pudieron presenciar en la despedida de los 120 militares chilenos que fueron destinados a fuerzas de paz en Haití.

La ministra de Defensa, Michelle Bachelet y el comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, fueron los encargados de despedirlos. Ambos ofrecieron encendidos discursos en donde enaltecieron la labor que deberán cumplir cada uno de los llamados a integrar estas tropas.

Mientras los discursos solemnes hacían eco en las graderías, las familias y sus queridos "soldados" se comunicaban visualmente bajo el aplastante sol que también los encontrará en Haití.

Una vez terminadas las palabras hubo tiempo para compartir. Ahí surgieron las primeras lágrimas, los abrazos efusivos, las palabras de aliento para las familias, algunas promesas y las despedidas de los hijos que poco o nada entendían lo que sucedía.

Los militares decían estar ansiosos por llegar. Todos sentían que éste era el llamado de la patria, de cumplir con el deber y que lo harían de la manera más profesional. Tal vez el nerviosismo o la presencia de sus familias, los llevaba simplemente a sonreír y omitir respuestas ante los cuestionamientos periodísticos: ¿cuánto les van a pagar?, ¿sienten miedo?, ¿qué van a hacer?

Las familias, en cambio, tenían emociones encontradas. Orgullo, era una de las palabras recurrentes para explicar sus sentimientos, pues "cumplir con el deber" siempre es motivo de satisfacción. Pero toda esta alegría muchas veces se mezclaba con la tristeza de tener que alejarse de sus seres queridos por 3 meses.

Michelle Bachelet
Discursos oficiales de las autoridades
El miedo era otra de las palabras que se escuchaba con frecuencia. Miedo porque sabían que eran territorios violentos, desconocidos y muy pobres. Reconocían que las noticias de Haití no eran muy alentadoras, pero siempre les quedaba el consuelo de que esto era un paso importante para sus seres queridos.

Rolando Mao, Cabo Primero, deja dos hijas: una de 2 años y otra de 7. Su esposa, entre lágrimas, recordó que cuando se casó "la jueza me dijo: ‘su esposo está casado primero con la bandera y después con usted’, y eso es cierto".

Asumiendo el deber de su marido, reconoció que al momento de su partida tiene "sentimientos encontrados, tengo pena porque se va, pero tengo alegría porque es un peldaño más en su carrera y se lo merece porque es un excelente esposo y un excelente funcionario".

Despedida de fuerzas especiales
Triste despedida a recién nacido
Évelyn Celis, esposa del Cabo Primero Luis Cárcamo, justifica la partida de su marido porque "él va a cumplir su deber", aunque reconoce que esto le provoca "una pena grande".

Si bien sabe que su marido no va a una guerra, sino a formar parte de las fuerzas de paz, admite que "una igual siente un poquito de miedo de que le pueda pasar algo allá", mientras dice que su marido "antes de partir, se sentía nervioso y orgulloso".

Muchas esposas lloraron al ver partir a sus maridos. La mayoría de los niños sólo agitaban sus brazos para despedirlos, muchos ni siquiera entendían que sucedía.

Así, los "soldados" se despidieron de sus familias y dejaron atrás su tierra natal, pero llevan en el fondo de su corazón el sentimiento de patriotismo que los lleva a donde su bandera los necesite.
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