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La historia del chileno que dirige la entrega de alimentos en Haití

Philip Clarke, el encargado de entregar la ayuda del Programa Mundial de Alimentos, ha viajado por todo el mundo durante 26 años: Once países fueron su casa y, en total, en 40 naciones repartió alimentos. Su historia.

31 de Mayo de 2004 | 11:26 | Sebastián Campaña, El Mercurio en Internet

Philip Clarke, junto a Jim Morris, el director mundial del PMA (de corbata roja, a la derecha de la foto) en Haití.
(1989. Luanda, capital de Angola)

La historia podían verla pasar desde la ventana… las armas que transportaban las tropas cubanas en su éxodo las divisaban a pesar de que era de noche en las calles de Luanda. Era la partida de los cubanos de regreso a la isla.

El que miraba era Philip Clarke, el encargado de la entregar la ayuda del Programa Mundial de Alimentos (PMA) a los habitantes de Angola que vivían los estertores de la guerra fría. A su lado estaba su mujer con la que viajó por el mundo durante 26 años: Once países fueron su casa y, en total, en 40 naciones repartió alimentos.

¿Y quién es Philip Clarke? A pesar de su nombre, es un chileno de 64 años y es el jefe de la misión de entrega de alimentos en el convulsionado Haití post-Aristide. Estuvo allí en abril pasado para organizar la tarea y, de paso por Chile, conversó con Emol. Debe volver a la isla en julio próximo.

Tras los días de enfrentamientos civiles, fueron los primeros en llegar con comida al norte de Haití: 1.400 toneladas de alimentos que transportaron en barco a Cabo Haitiano. “Estamos llevando ahora por camión más o menos 300 toneladas mensuales a la zona del Far West: Bombardopolis. Son ciudades que están a 250 kilómetros de Puerto Príncipe, pero que toma 4 días llegar por carretera. Caminos de cerro y donde el asfalto es sólo un recuerdo”, relata.

¿Por qué en Haití?

Llegó a Puerto Príncipe a pesar de que jubiló hace dos años, cuando estaba trabajando en Indonesia para el Programa Mundial de Alimentos. “He seguido trabajando por la experiencia que tenía en América Latina. Desgraciadamente nunca trajeron sangre nueva, entonces fui yo a hacerme cargo de la oficina”, relata.

Se encontró con soldados chilenos en la calle. “Estaban felices de poder hablar su idioma, porque es difícil la lengua haitiana, el creolé”.

-¿Y corren peligro?
-Hay peligro en el sentido de que hay mucha arma y es muy difícil desarmar a la gente. Además hay grupos de bandidos que trafican drogas.

-¿Qué efectos tendrá la llegada de las fuerzas de paz?
-Más de seis mil soldados es una cifra que va a provocar efectos espantosos en el costo de vida en Puerto Príncipe. Todo va a subir de precio y después va a venir una caída muy fuerte de los ingresos, por los servicios.

Clarke estuvo en Haití cuando Lavín pisó la isla con Marlene Olivari. A la showoman no la vio, pero al alcalde se lo encontró en el hotel. Cruzaron algunas palabras, pero nada más. No puede ligarse mucho a nadie: debe mantenerse neutral y no meterse en política.

“Te pongo el caso: El ejército chileno donó 70 toneladas de alimentos. Lo lógico era que lo hubieras tomado para distribuirlo nosotros. Pero no lo puedes tomar, porque ahora no hay problemas, pero si pasa cualquier cosa con los chilenos pueden decir: ‘Ah, el ejército de estos gallos está trabajando con el PMA’, además no va a faltar el que comente ‘Ah, el ejército chileno era el que apoya a Pinochet’, entonces tú no puedes en ningún país del mundo trabajar con el Ejército o meterte en política”, explica.

Una cruda mirada a Haití

“Lo que encontré en Haití ahora es peor que lo que me tocó vivir en Luanda, en 1984, cuando llegué a Angola después de 15 años de guerra”. Así de concluyente es el diagnóstico de Clarke sobre la situación social haitiana.

“La desorganización gubernamental, administrativa, la parte educación es espantosa, la corrupción, un desastre por donde lo quieras mirar. Lo que necesita Haití es por lo menos 10 ó 20 años de disciplina, orden y dinero. Si no, no van a salir”, remarca.
Economía haitiana
PIB: $3,9 miles de millones
PIB per cápita: $480
Crecimiento del PIB: -1,7%
Esperanza de vida: 49.1 años
Población desnutrida: 50%
Índice de alfabetismo: 50,8%
Médicos/100.000 habitantes: 25
Teléfonos/1.000 habitantes: 10

Fuente: Banco Mundial, 2003

-¿Y cuáles son las razones?
-No es muy sencillo de decir: Es lo mismo que le pasa a los países de África, en que ha habido mucha mezcla del blanco con el negro. Se crean grupos mulatos que, por razones de mayor educación y dinero, son los dueños del capital y dominan al país. Siguen educándose fuera del país, son dueños de tiendas, fábricas, y empiezan a mandar al pueblo que sigue siendo negro”.

A ello se suma la sobre población, la escasa producción agrícola y la falta de recursos naturales. “Han quemado todos los árboles: pues si no con qué prenden el fuego para la comida… con árboles que echan al suelo”, ejemplifica.

El cultivo de arroz se hace con métodos de hace más de cien años. Entonces tienen producciones ridículas a un costo que sería mucho más fácil importar.

Las remesas negativas

Clarke destaca que además en los últimos años se ha producido un fenómeno pernicioso: Los famosos remitentes, las remesas del exterior.

Hay más de un millón de haitianos trabajando fuera. La mayoría en Florida y en República Dominicana y cálculos oficiales dicen que lo que mandan al año a Haití son 800 millones de dólares. Las cifras extraoficiales del Banco Mundial hablan de que la cifra puede llegar a 2.000 millones de dólares… para un millón de familias. “Para una familia que le lleguen 300 dólares mensuales, ya son ricos. Se dedican a la farándula, a las drogas, compran autos. No hay nada que friegue más a un país que eso, porque tiene una lacra”, afirma.

Por eso nadie se explica que Haití tienen menos del 25% de desnutrición infantil, cuando hay un 40% de desempleo, un 40% de analfabetismo y cuando tiene que importar el 55% de lo que se come. “Es la salvación de Haití para que no se muera de hambre, pero también está siendo su perdición”.

El 12% de la población urbana y el 6% de la rural es portadora de Sida. “Hay 200 mil niños huérfanos por el Sida y la mitad son positivo, y cada año nacen otros 6 mil niños con VIH positivo”, grafica Clarke.

En educación, se hizo una encuesta a 1.400 profesores primarios de educación fiscal: El 41 por ciento no pudo poner en orden alfabético una lista de palabras y el 31 por ciento no fue capaz de hacer las 4 operaciones de aritmética.

En Haití no hay censos. Un gran parte de Puerto Príncipe, la capital, no tiene recolección de basura. En las zonas bajas, hay una columna de basura de cuadras y cuadras que actualmente está siendo sacada por los estadounidenses con máquinas y se destinó por primera vez un lugar que operará como vertedero. Antes todo iba al mar.

Clarke afirma que a Haití sólo lo salva la ayuda internacional. “Me preguntó como los norteamericanos han permitido tener este quiste en las puertas de sus fronteras. Se calcula que un 15 a 20 por ciento de la droga que llega a Estados Unidos, usa como puente Haití”.

“Llega un momento –reconoce- en que uno se cansa. Sobre todo cuando ves que no hay esperanzas. Ver Haití es muy frustrante, porque es muy difícil saber cómo va a funcionar. Hay poblaciones en que no entra nadie: a Cité Solei tenemos prohibido entrar”.
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