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Ministro Zepeda procesa a Mayor (r) por secuestro y homicidio de tres menores

El militar (r) Donato López Almarza está encausado también por el homicidio del sacerdote español Joan Alsina.

20 de Agosto de 2004 | 13:08 | Carolina Valenzuela, El Mercurio en Internet
SANTIAGO.- El ministro Jorge Zepeda, quien instruye diversas causa de derechos humanos, sometió hoy a proceso al Mayor (r) del Ejército Donato López Almarza como autor de los delitos de secuestro y homicidio calificado de tres menores en octubre de 1973.

Las víctimas son Patricio Fariña Oyarze (14), Víctor Vidal Tejeda (16) y Héctor Araya Garrido (20), quienes vivían junto a sus familias en la población La Pincoya.

López Almarza, quien fue notificado este mediodia de su nuevo encausamiento, está procesado además por el homicidio del sacerdote español Joan Alsina, quien fue acribillado el 19 de septiembre de 1973 en el punte Bulnes.

A la fecha de ocurridos los hechos el militar en retiro se desempeñaba en el regimiento Yungay número 3 de San Felipe, que se apostó en Santiago en el Internado Barros Arana, tras el 11 de septiembre de 1973.

Ayer la Corte de Apelaciones le concedió la libertad en el marco del caso Alsina, pero López deberá seguir en prisión preventiva por el crimen de los menores.

Los crímenes
Según consta en el procesamiento, Fariña fue detenido en la mañana del 13 de octubre de 1973 por carabineros y militares del regimiento Yungay, quienes lo buscaban por un incidente que el menor había protagonizado con un niño de seis años días atrás.Tras llevarlo junto con otros detenidos a un recinto militar en Quinta Normal, fue ejecutado al igual que varias otras prisioneros.

"Varias de las personas detenidas - procurando los hechores el mínimo peligro y el ocultamiento físico y moral de la noche al igual que el menor Carlos Patricio Fariña Oyarce, fueron ejecutadas sin amparo o clemencia alguna", relata el fallo.

La resolución relata además que la madre de Fariña, sin conocer el infortunio de éste, recorrió desde ese mismo día y durante años diversas instituciones en búsqueda de su hijo, sin obtener resultados.

"Solamente, el 30 de junio del año 2000 - una vez que ya había fallecido la madre, quien no tuvo el consuelo de saber el destino de su hijo -, el cuerpo sin vida de Carlos Patricio Fariña Oyarce fue encontrado en un sitio eriazo, en el sector de Américo Vespucio, cercano a calle San Pablo, por trabajadores que construían un parque industrial en esos lugares; restos mortales que fueron identificados en la unidad correspondiente del Servicio Médico Legal, como pertenecientes a Carlos Patricio Fariña Oyarce, presentando su cuerpo múltiples heridas de balas, cuatro de ellas en su cabeza, las que fueron disparadas por la espalda del niño", detalla el texto legal".

El menor Víctor Vidal fue detenido y asesinado el mismo día que Fariña y en circunstancias similares. Su madre también lo buscó por años, hasta que una autoridad no precisada, le entregó el certificado de defunción de éste, en el que consta que el menor murió el el día 13 de octubre de 1973, en Santiago, siendo la causa de su muerte una herida a bala torácica.

Una situación similar vivió Héctor Araya, cuya causa de su muerte se debe a las múltiples heridas de bala craneana toráxico sufridas; "y sin que hasta la fecha haya sido entregado su cuerpo a sus familiares. Sus restos fueron encontrados en el patio 29, sepultura 2.372, del Cementerio General e incinerados el año 1981", sostiene el texto del procesamiento.

El fallo del ministro Zepeda califica sostiene que los hechos antes relatados "por su seriedad, constituyen un ataque flagrante a la dignidad humana, atendida la especial y extrema crueldad empleada en contra de las víctimas menores de edad - dos de ellos niños y un joven - y a su entorno – en especial, en contra de las madres de los tres, que se mantuvieron, hasta que les fue posible, junto a sus hijos detenidos, garantes y fieles a su deber de protección y de cuidado - considerando asimismo que se trataba de acciones generalizadas y sistemáticas para infundir temor a la población civil, toleradas y promovidas por el mando de los subordinados que las ejecutaban".
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