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La Moneda también se paralizó para ver el tenis

Ni siquiera en el Palacio de Gobierno se querían perder las alternativas de los históricos partidos que jugaban Fernando González y Nicolás Massú en Atenas. Los periodistas del sector también se hicieron un tiempo para ver el tenis Olímpico.

20 de Agosto de 2004 | 15:20 | Franklin Díaz, El Mercurio en Internet
SANTIAGO.- A las diez de la mañana el centro presentaba una tranquilidad poco habitual para un día laboral. Poca gente y poco taco dibujaban el panorama. La Moneda no difería demasiado de esta postal. Al interior del Palacio de Gobierno sólo se veía a los Carabineros de la guardia en sus turnos habituales. Chile se jugaba una opción histórica en el tenis olímpico y nadie quería perderserlo.

Coincidencia o no, la pauta periodística no presentaba ninguna novedad para el espacio en que Fernando González y Nicolás Massú se jugaban su paso a la final. Los patios de los naranjos y de los cañones presentaban un aspecto fantasmal comparado con el habitual ajetreo de visitantes y funcionarios que transitan a diario por La Moneda. Los periodistas también brillaban por su ausencia. Todos habían tomado palco frente al televisor de la "copucha" (la sala de prensa) para no perderse detalle de los partidos.

Las cosas partían bien. González ganaba cómodamente el primer set y el ánimo entre los profesionales empezaba a distenderse. "Vamos a mandar a los dos gringos para la casa", decía un periodista de una radio mientras todo el resto se paraba de sus sillas para celebrar un derecho imparable del tenista de La Reina.

"Están inspirados, van como avión", era la frase que se empezaba a repetir al interior de la sala de periodistas a medida que las cosas marchaban bien para los singlistas. Mientras tanto, el resto de La Moneda seguía sumida en su sueño. Nadie aparecía para hacer noticia por lo que nadie dejaba su asiento.

La escena de la "copucha" se repetía en el resto de las reparticiones de la casa de Gobierno. Los funcionarios no se despegaban de la señal televisiva, siguiendo punto a punto las alternativas de los encuentros. El Ministro Francisco Vidal tampoco escapaba al ritual y desde su escritorio se daba un tiempo para ver a los tenistas.

Cuando González ya había cerrado el primer set con un 6-3 y Massú peleaba cada pelota de la primera manga de su partido, la calma se quebró por unos instantes. En la puerta de La Moneda hacían su aparición un grupo de candidatas a concejal para pedir mejoras en tratamiento del cáncer de mamas. De mala gana, los periodistas abandonaban sus asientos para cubrir la noticia.

Tras el breve recreo todos volvieron para presenciar la desgracia. González estaba en el segundo set empatado a dos cuando un mal movimiento le provocó una torcedura que obligó a detener el match. La televisión repetía una y otra vez la imagen del tobillo del tenista doblándose y nadie lo quería creer. "La mala suerte de siempre, siempre nos pasa a esto a los chilenos", decía un camarógrafo que unos minutos antes invitaba a todos a la Plaza Italia para celebrar los triunfos. Surgía entonces el alma de especialistas que tienen todos los chilenos. "Tranquilos, es una torcedura, si lo vendan puede seguir" comentaba un periodista. "Hay que infiltrarlo para que pueda jugar los dobles mañana mejor", le contestaba un colega.

La transmisión televisiva se pasaba al partido de Massú, que a esas alturas dominaba el segundo set, y de a poco los improvisados técnicos dejaban de lado a González y se metían en el desempeño del jugador viñamarino.

Massú tenía triple match point pero no cerraba el partido. Ya nadie en la "copucha" se podía quedar sentado. Algunos se paseaban entre sus computadores y el televisor, otros aparecían de repente esperando que ya hubiese terminado el partido."¿Ya ganó?", preguntaban en cada pelota los que no se quedaban a ver. "Todavía no", repondían los que no se perdían detalle, en una especie de peloteo propio entre periodistas.

"Vamos" se escuchó al unísono cuando Massú abrochó el partido. Tras la algarabía, todos empezaron a recordar al olvidado González que todavía seguía en la lucha. Cuando Fish quebró en el noveno juego del tercer set todos podían presentir lo que iba a pasar.

A pesar del triunfo de Massú, la derrota de González fue un balde de agua fría. Una extraña sensación se apoderó de la "copucha". "Viste, la mala suerte de siempre", comentaban unos con otros mientras dejaban la improvisada platea para volver a sus computadores y grabadoras lamentándose por lo sucedido con el número 2 de Chile y en cierta forma, olvidando el triunfo de Massú de tan sólo unos minutos atrás.

La Moneda y el centro de a poco retomaban el ritmo usual después del letargo. Los patios volvían a llenarse de gente y la copucha retornaba a las prisas de siempre. "Te tengo el lead para mañana" le decía un camarógrafo a un periodista mientras retornaba a sus labores, "Jugamos como nunca y perdimos como siempre".
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