PUERTO MONTT.- Las madres de dos jóvenes bomberos mártires de Llanquihue y Río Bueno serán las primeras beneficiadas de la normativa legal, creada en 1977, que estableció el pago de pensiones o indemnizaciones para los familiares de los voluntarios de Bomberos lesionados o fallecidos en actos de servicio.
Leticia Flores, madre del teniente 1º de la Segunda Compañía de Llanquihue, Eduardo Sánchez (23), y María Sepúlveda, madre del voluntario Eduardo Martínez (18), de la Tercera Compañía de Río Bueno, recibirán una pensión vitalicia de 25 UF mensuales —cerca de 426 mil pesos— por concepto de la póliza que la Superintendencia de Valores y Seguros debe contratar para cada voluntario bomberil.
Ambos voluntarios fallecieron realizando labores de salvamento e en ríos y lagos de la zona.
Eduardo Martínez perdió la vida en septiembre de 2002, tras lanzarse a las aguas del Río Bueno para rescatar a dos compañeros de su compañía que sufrieron un accidente.
Eduardo Sánchez murió en febrero de 2003 al sufrir un paro cardiorrespiratorio cuando buceaba a 15 metros de profundidad mientras participaba en la búsqueda de una persona desaparecida en el lago Llanquihue.
Bernardo Quiroga, jefe de la Unidad de Control de la Superintendencia de Valores y Seguros para los Cuerpos de Bomberos, explicó que es la primera vez que se otorgan estos beneficios tras los cambios introducidos a la ley en 2002.
Las gestiones realizadas por la Junta Nacional de Bomberos, en conjunto con la respectiva Comisión de la Cámara de Diputados, llevaron a triplicar los montos destinados a estos efectos. “Éstos se entregan a la esposa o a los hijos del voluntario, y en su defecto, a los padres, como ocurrió en este caso”, explicó Quiroga.