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Sismólogos vs. falsos profetas: ¿Temporada de temblores?

Voces alarmistas basadas en pruebas pseudocientíficas, profetizan que mañana podría producirse un terremoto en Chile. Los expertos desmienten categóricamente que los sismos puedan predecirse, pero aún así, confían en que Chile está bien preparado para soportarlos.

23 de Septiembre de 2004 | 14:50 | Francisco Bañados P, El Mercurio en Internet
Especial Terremotos

Creencias populares
Diana Comte, sismóloga del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, asegura que, hasta el momento, no hay forma científica de predecir los terremotos. A continuación responde a algunas de las creencias populares más arraigadas:
—¿Qué hay de cierto en que los animales muestran un comportamiento nervioso antes de un temblor fuerte?
—No es tan definitivo, en algunos casos se ha reportado este fenómeno, pero no es sistemático.
—Hay quienes aseguran que, si está despejado durante el día, el cielo adquiere un azul intenso en las horas previas al sismo.
—La profundidad de los sismos es muy grande como para poder asociarlos a fenómenos meteorológicos.
—Se dice que la ausencia de sismos o "silencios sísmicos" por un período prolongado de tiempo podría facilitar que se produzca un terremoto.
—Una zona que ha demostrado ser capaz de generar grandes terremotos y que durante un período de tiempo mayor que el período de retorno identificado para esa zona, no presente terremotos, es una zona con una alta probabilidad de ocurrencia o de alto peligro sísmico.
SANTIAGO.- Hace poco más de una semana empezó a circular por internet un mail que dejaba chica a la apocalíptica película "El día después de mañana". La carta apócrifa anunciaba que mañana (24 de septiembre) se produciría un terremoto de devastadoras consecuencias en la zona central de Chile. Según el autor, un ingeniero de Codelco le habría comunicado esta noticia, después que sofisticados instrumentos de medición captaran inequívocas alteraciones en excavaciones de Los Queñes.

El rumor corrió como una onda expansiva. Un par de días más tarde, una alta autoridad de Gobierno llamaba preocupada al director de la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI), Alberto Maturana, para consultarle que había de cierto en la advertencia. Paralelamente, Codelco despachaba un comunicado de prensa, desmintiendo que poseyeran equipos para detectar la falla y que el rumor hubiese salido de un ejecutivo de la minera. Demasiado tarde: la carta ya estaba en boca de todos.

Maturana y una comisión de sismólogos abordaron hoy el tema, durante una reunión programada con el Comité Regional de Emergencia de la VI Región, con la intención de dejar en evidencia la mentira y recalcar que no hay forma de predecir un terremoto.

En todo caso, el director de ONEMI aclara que, como Chile es uno de los países más sísmicos del mundo, el riesgo de temblores está siempre presente, independiente de la labor profética de "farsantes". "Cualquier pajarraco puede escribir un e-mail mal intencionado para crear una campaña del terror, pero la gente tiene que estar tranquila: ni en Japón ni en ninguna parte del mundo existe la tecnología para predecir estos fenómenos", sostiene.

Ola telúrica

Lo innegable es que, desde agosto hasta la fecha, la zona central ha sido sacudida por una seguidilla de sismos de mediana intensidad. El mismo fenómeno se verificó en las semanas previas al terremoto de 1985. ¿Se puede esperar un patrón similar al de diecinueve años atrás?

Diana Comte, sismóloga del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, aclara que a esto sólo ocurre a veces y que, en todo caso, hablar de una "ola telúrica" no es muy científico. Sin embargo reconoce que, desde el 28 de agosto hasta la fecha, ha aumentado el promedio de sismos mayores en las regiones V, Metropolitana, VI y VII. "Han estado asociados a las réplicas de un sismo superficial de magnitud 6.5 al interior (Este) de Los Queñes, y a partir del 7 de Septiembre, a un grupo de sismos registrados en la costa, frente a Navidad-Pichilemu", sostiene.

La geóloga descarta además que exista una vinculación directa entre estos movimientos con el terremoto que afectó el 7 de septiembre pasado a la región de Catamarca en Argentina (ubicada a la altura de Copiapó), pues éste tuvo relación con el proceso global de la subducción de la placa de Nazca bajo Sudamérica.

Cultura de temblores

Con sismo o sin sismo, para el director de ONEMI, Alberto Maturana, no hay razón para preocuparse de más. A su juicio, Chile está bien preparado para soportar un terremoto, pues su "agitada" historia geológica ha ayudado a que la población desarrolle una "cultura de temblores" y a que los profesionales de la construcción tomen carta en el asunto.

"En general –afirma— los ingenieros, constructores y arquitectos nacionales tienen muy claro cómo construir en un país sísmico como el nuestro, y aquí no se concibe que haya tantos muertos o damnificados como en los terremotos de Turquía, Irak o el Caribe".

Una opinión distinta tiene Rodrigo Mujica, ingeniero civil estructural y consejero del Colegio de Ingenieros, quien cree que un movimiento telúrico de gran envergadura como el de 1985, podría provocar más daños hoy. A su juicio, la gran cantidad de ampliaciones "hechizas" levantadas sin ningún control y casi siempre sin ningún conocimiento ingenieril, son un foco latente de peligro.

Rubén Boroschek, ingeniero civil estructural de la Universidad de Chile, secretario ejecutivo de la Asociación Chilena de Sismología e Ingeniería Antisísmica y director de la Red Nacional de Registro de Terremotos, trabaja en la única red en el país que monitorea, durante los sismos, el movimiento y la resistencia de casas, edificios y obras de mayor envergadura, como el metro.

Con esa experiencia asegura que el riesgo de derrumbe es muy menor en las obras levantadas por ingenieros, constructores y arquitectos. Las construcciones más propensas a destruirse siguen siendo las antiguas casas de adobe, los inmuebles centenarios y las construcciones hechizas.

Boroschek precisa que la ley de construcciones y urbanismo obliga a que los inmuebles garanticen la seguridad de las personas. En el caso de los edificios públicos, la ley exige que la obra gruesa tenga el visto bueno de un "revisor estructural" inscrito en el Instituto de la Construcción.

"Se le garantiza al usuario que la casa no se va a caer, pero no que su propiedad o los bienes dentro de la propiedad no vayan a sufrir daños. Si una empresa quiere proteger su inversión, tiene que partir de un piso más alto que el que exige la ley, y eso es más caro", agrega.

El ingeniero advierte que, en general, los chilenos no toman demasiados resguardos a la hora de comprar casa o departamento, y que debieran hacerse asesorar por un tercero. Dice que, aún cuando está asegurada la protección a las personas, "la gente se confunde" porque nada garantiza que después de un terremoto la propiedad no quede inutilizable.

Insiste en que en caso de que se desee asegurar un departamento, es fundamental leer la letra chica, pues el seguro debe cubrir no sólo el daño estructural de éste, sino el de todo el edificio.