Revise datos estadísticos
| Más de un tipo de ozono |
El ozono es una molécula muy inestable que se encuentra distribuida en la atmósfera de la tierra, especialmente a una altura de 48 kilómetros. Dependiendo donde resida el ozono puede ser benéfico o nocivo para la salud humana.
Para muchos el ozono no es más que la capa atmosférica que nos protege de los rayos ultravioletas. De ahí que resulte extraño decir que existe una contaminación por ozono, más aún cuando las autoridades constantemente están llamando a la población a tomar resguardos por la rápida reducción que dicha capa ha presentado en los últimos años.
Los expertos distinguen dos tipos de ozono: el "bueno" o estratosférico, que se encuentra en la estratósfera y es el encargado de filtrar los rayos UV, y el "malo" o troposférico, que se forma con la reacción de contaminantes y rayos solares en la tropósfera, es decir, en la superficie terrestre.
El ozono estratosférico es también conocido como la capa de ozono, la cual se ha visto debilitada por la acción de diversos agentes terrestres. Su deterioro es perjudicial para la salud humana, por lo que los especialistas llaman a protegerse de los rayos que esta capa ha dejado de filtrar.
El ozono troposférico, en cambio, es un contaminante secundario puesto que no es emitido directamente por fuentes contaminantes, sino que se forma por la acción de sustancias precursoras como el óxido de nitrógeno (Nox) y compuestos orgánicos volátiles (COV).
En 1996, la Región Metropolitana fue declarada zona saturada por ozono, y ya en el Plan de Descontaminación de 1997 se contemplaron medidas destinadas a enfrentar este problema. |
SANTIAGO.- Ni el verano ni los días despejados libran a los santiaguinos del fantasma de la contaminación ambiental. Mientras en invierno la capital sufre los embates de las partículas contaminantes, en verano se trata del ozono troposférico, también conocido como "esmog fotoquímico", el cual tiene efectos muy perjudiciales para la salud.
A diferencia de la conocida "capa de ozono" que filtra los rayos UV, este otro tipo de ozono, más superficial y ubicado en la tropósfera, es el que los expertos llaman "ozono malo", puesto que no beneficia a la salud sino que contamina el aire capitalino.
Sectores como Las Condes, La Florida, Parque O´Higgins, Vitacura y Lo Barnechea son los más afectadas con niveles preocupantes de ozono, que en un 80% de los días de octubre a marzo superan la norma establecida por las autoridades.
Es decir, 24 días al mes dichas comunas superan las 80 partículas por billón (ppb) de este agente, cuyo origen se encuentra casi en un 100% en los óxidos de nitrógeno, además de compuestos orgánicos volátiles y la radiación solar.
El óxido de nitrógeno es emitido por los motores de los vehículos (84% por el transporte público), plantas termoeléctricas y otras fuentes de combustión; en tanto, los compuestos orgánicos volátiles son emanados por motores de vehículos, plantas químicas y refinerías, entre otros.
"Los catalíticos también generan óxidos de nitrógeno por tener combustión a altas temperaturas, pero son los vehículos diesel los que generan más óxidos de nitrógeno por el tipo de combustión a temperaturas aún más altas", explica Manuel Merino, jefe de la Unidad de Pronóstico del Centro Nacional del Medioambiente, Cenma.
En ese sentido, explica Merino, si se considera que las emisiones de óxido de nitrógeno y de compuestos orgánicos volátiles son constantes durante el año,
"lo que aumenta los índices de ozono es la mayor radiación solar. Por ello que primavera-verano es la época de más aumento del ozono y la hora de mayor radicación es cerca del mediodía, entre las 11:00 y las 15 horas".
Esta mayor concentración de "esmog fotoquímico" en el sector nororiente de la cuenca se debe a un verdadero cóctel contaminante. Éste se origina con la producción de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles, "precursores" que son desplazados por el viento hacia el noreste de la capital. En el camino, reaccionan ante la radiación solar, convirtiéndose en ozono.
"Reconocemos que (la contaminación por ozono) es un problema que está bajo control.
Nosotros reconocemos que durante los meses de verano fundamentalmente se excede la actual norma horaria de ozono. Sin embargo, estamos bastante lejos de configurar un episodio de alerta por ozono", advierte Pablo Badanier, director regional de la Comisión Nacional de Medioambiente de la Región Metropolitana.
Un mal silencioso
Que los sectores del área oriente de la capital son los más limpios y menos contaminados parece ser una vieja creencia. Aunque su presencia pasa casi inadvertida para los capitalinos, el impacto del ozono no es superficial.
A esto hay que agregar que el ozono es un agente secundario, altamente reactivo a otros contaminantes, que al presentarse en comunas con aire relativamente más limpio, se muestra más puro, resultando doblemente perjudicial para la salud.
La prolongada exposición a esta forma de contaminación ambiental puede generar efectos tan negativos como problemas respiratorios agudos, inflamación de la membrana pulmonar, o agravamiento de cuadros asmáticos.
Incluso estudios internacionales señalan que
la contaminación por ozono puede provocar la muerte a aquellas personas que presentan cuadros de asma y a niños o ancianos susceptibles a problemas respiratorios.
Afecciones como irritación en los ojos, nariz y faringe, tos, asfixia, bronquitis, y a largo plazo menor resistencia contra los resfriados, agravamiento de enfermedades del corazón y enfisemas son otras tantas consecuencias de un mal silencioso, que casi no se percibe.
Una tendencia creciente
El dolor de cabeza de las autoridades por reducir en invierno la contaminación por partículas ha dado frutos positivos. De ahí que los episodios de emergencia y preemergencia ambiental hayan caído en los últimos años gracias al plan de descontaminación de Santiago.
Pese a ello, la polución por ozono no ha tenido la misma suerte. Desde 1998 se ha visto un incremento en los niveles de este compuesto.
"Hace siete años que el ozono se ha mantenido constante. Del 2002 a 2003, en cambio, se registró un aumento entre los meses de enero a marzo", advierte Manuel Merino.
En ese sentido, hace una distinción importante a la hora de comparar ambos tipos de contaminación. "Lo que ocurre con el ozono es que si bien supera la norma, ésta no llega a niveles de alerta. En eso se diferencia al material particulado que además de superar la norma llega a niveles de alerta y preemergencia".
Pese a ello –advierte- el año 2003 la cantidad de días que se superó la norma por material particulado fue de 67 jornadas, en cambio la norma de ozono se superó en 131 días, "más del doble".
De ahí que "si bien el problema del material particulado es más agudo, el del ozono es más repetitivo en la superación de la norma", enfatiza el profesional.
Si se asume que el parque automotriz continuará expandiéndose en el futuro no es extraño ni menos apresurado pensar que el ozono será a futuro un dolor de cabeza adicional para las autoridades que deberán lidiar con contaminación invernal y veraniega.
A juicio de Manuel Merino "las condiciones meteorológicas van a estar siempre presentes, particularmente en la zona de Santiago. Entonces son los contaminantes primarios (óxido de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles) a los que hay que apuntar a reducir".
Al respecto la autoridad medioambiental reconoce que a contar de agosto de 2005 se implementarán cuatro grandes medidas estructurales que buscarán erradicar de raíz la problemática.
Una de las metas que materializará el Plan Transantiago será la reducción en un 40% de las emisiones de óxidos de nitrógeno por parte del transporte público. "Las nuevas flotas de buses que se presenten a la licitación tienen que tener una tecnología tal que nos permita asegurar una reducción de 75% de material particulado y de un 40% de óxidos de nitrógenos", afirma Badanier.
En cuanto al sector industrial, existe un compromiso de reducir 33% al año 2007 y de 50% al año 2010 las emisiones de óxidos de nitrógeno.
Una tercera medida está enfocada en
mejorar aún más los combustibles, aumentando así la eficiencia de los convertidores catalíticos.
Finalmente, se espera realizar un
cambio de procedimiento en las mediciones de este agente en las plantas de revisión técnica. "Hoy en dichas plantas se miden los óxidos de nitrógeno, pero con los vehículos detenidos, ahora se van a medir con los vehículos en movimiento".
Según estimaciones de la Conama, estas cuatro medidas esperan reducir en un 53% las emisiones actuales de oxido de nitrógeno de aquí al año 2010.
A juicio de Manuel Merino del Cenma "no hay que descartar aplicar una restricción vehicular durante estos meses de verano, "pero eso dependerá de la voluntad de las autoridades".
Al respecto, Pablo Badanier sostiene que
"no se está estudiando y no se ha estudiado restricción veraniega de vehículos con convertidor catalítico", y reitera que "estamos bastante lejos de configurar un episodio de alerta por ozono".