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Libedinsky: "No diviso el pretendido punto final"

Al inaugurar el año judicial, el presidente de la Corte Suprema hizo una fuerte defensa del plazo de seis meses para cerrar causas de derechos humanos.

01 de Marzo de 2005 | 12:53 | Felipe Gálvez T., El Mercurio en Internet

Suprema quiere legislar
Uno de los temas que llamó la atención del discurso de Libedinsky fue el que dice relación con la posibilidad de la Corte Suprema promulgue proyectos de ley o para reformular la actual legislación.

El presidente del máximo tribunal sostuvo en su intervención que el actual sistema de oír previamente a la Suprema en las modificaciones legales debería ser sustituido o complementado por uno que "otorgue a la Corte la facultad de formular o tener la iniciativa en proyectos de ley que versen sobre las señaladas materias -organización y atribuciones de tribunales- y otras relacionadas con la administración de justicia".

Libedinsky agregó que "no existen, en nuestro concepto, razones jurídicas ni doctrinarias de ninguna clase para desconocer al organismo máximo del Poder Judicial esta facultad" y que por el contrario resultaría "favorable y conveniente" que se otorgue dicha facultad

Esta iniciativa, explicó luego el supremo, no ha sido tratada previamente con el Gobierno por lo que resultó sorpresiva para todos. De todas formas, no implicaría un derecho exclusivo – arguyó- sino con previa aceptación, modificación o rechazo de parte del Congreso.

"El actual sistema debe estimarse inadecuado. Las opiniones de la Corte no son preceptivas, y en pocas oportunidades son seguidas por los legisladores, quienes siquiera están obligados a explicar los motivos por los cuales las desestiman, y, además, en muchas ocasiones errores cometidos durante la tramitación de proyectos en que la Corte tendría que ser oída pueden dar origen a vicios de inconstitucionalidad formal", explicó Libedisnky.
SANTIAGO.- El Presidente de la Corte Suprema, Marcos Libedinsky, hizo esta mañana una cerrada defensa del plazo de seis meses para cerrar causas de derechos humanos, al pronunciar un extenso discurso con el que inauguró el año judicial.

Libedinsky recordó que la decisión de la Corte de fijar un plazo ha sido criticada sosteniéndose que constituiría "un punto final" a los procesos, pero de inmediato afirmó que "nunca he podido conocer el fundamento de esta apreciación y la estimo profundamente equivocada".

"¿Dónde se encuentra el pretendido "punto final"? No lo diviso", enfatizó la autoridad.

Libedinsky argumentó que, enfrentada a situaciones de estancamiento o prolongación procesal de numerosas causas, la Corte debió recurrir al mecanismo de ordenar el cierre de las etapas sumariales dentro del lapso de seis meses "a fin de resguardar los legítimos derechos tanto de querellantes como de procesados o inculpados para obtener la final realización de la justicia".

A juicio del magistrado, no existe el "punto final", por que si en los procesos cuyos cierres de sumarios se han ordenado existen reos, se podrán elevar las causas a plenario para que sigan su tramitación y terminen por sentencias absolutorias o condenatorias.

De inmediato aclaró que, si en esos procesos no existen reos y se estima por los querellantes que existen diligencias pendientes cuya práctica podría conducir a un eventual procesamiento, "podrán invocar el artículo 401 del Código de Procedimiento Penal, que les permite pedir que se deje sin efecto el cierre del sumario y se practiquen las diligencias que se consideren omitidas, las que deberán mencionar concretamente".

También respondió a las críticas respecto de que el instructivo -divulgado el 25 de enero último- atentaría contra la "independencia interna de los jueces".

Dijo que jamás se ha objetado el hecho frecuente que, por ejemplo, las Cortes de Apelaciones conociendo de un proceso determinado, cuando advierten negligencias u omisiones durante la sustanciación de un sumario, "de oficio" ordenen a los jueces la práctica de determinadas diligencias probatorias.

O bien, según fuere el caso, "dispongan que el juez deberá declarar cerrada la etapa sumarial, sin que por eso se estime afectada la "independencia interna" de que goza todo tribunal".

"2004, el año que viví en peligro"

Libedinsky abrió su discurso con la frase "el año que viví en peligro". Rememoró así los difíciles momentos por los que atravesó en 2004, en su primer año a la cabeza del máximo tribunal.

Recordó que al iniciar su presidencia en marzo del año pasado se refirió a la relación del Poder Judicial con los medios de comunicación, palabras que a su juicio fueron mal entendidas y consideradas un ataque por parte de la prensa.

Además aseguró que el caso MOP-Gate "es la situación más dolorosa sufrida en mi vida judicial, porque experimenté lo que podríamos denominar una política de destrucción personal en la que se entremezcló un error de mi parte (...) con los despiadados ataques de diversos medios de comunicación, dando a conocer informaciones absolutamente alejadas de la realidad y tendenciosas, que me hicieron pensar incluso en la posibilidad de renunciar a la presidencia de la Corte".

Libedinsky agregó que "si no lo hice fue exclusivamente por cuanto esa actitud podría ser considerada como reconocimiento de una culpabilidad que en rigor nunca existió".

DD.HH.: Hubo Intentos de hacer justicia

En una nueva defensa de la labor de los tribunales de justicia, el presidente de la Corte Suprema, Marcos Libedinsky, reiteró que durante el régimen militar hubo intentos para hacer justicia en los casos de violaciones a los derechos humanos, a pesar de que éstos "resultaron fallidos".

Tal como lo hiciera en su discurso del año pasado, el presidente del máximo tribunal reiteró que en esos años no estaban dadas las condiciones para la aplicación de justicia así como volvió a mencionar que los tribunales fueron víctimas de desinformación, lo que hacía imposible investigar.

"Hubo intentos de hacer justicia a pesar de las condiciones imperantes, pero, con todo, esos intentos resultaron fallidos", declaró.

Agregó que en esos años "resultaba imposible pesquisar a fondo" los casos de violaciones a los derechos humanos, y que ello sólo fue posible en democracia.

En ese sentido, recordó el caso del químico farmacéutico Carlos Humberto Contreras Maluje, el cual fue tratado en una sala de la Corte Suprema en 1977. Dicho tribunal había decidido acoger un recurso de amparo que le otorgaba la libertad, hecho que fue remitido al Ministerio del Interior, encabezado en ese entonces por el general (r) César Raúl Benavides y subrogado por el general (r) Enrique Montero Marx.

Libedinsky relató que a pesar de que la libertad de Contreras Maluje era inminente, un oficio del Ministerio del Interior, calificado como "urgente-reservado", dirigido al presidente de la Corte de Apelaciones, declaraba que el químico farmacéutico "no está ni ha estado detenido o arrestado por algún servicio u órgano de seguridad o dependiente del Poder Ejecutivo", por lo que su libertad era imposible.

Según el supremo, el texto agregaba que se ignoraba su paradero.

Gran expectación

Con gran expectación, tanto en el ámbito periodístico como judicial y político, se dio inicio pasadas las 11:00 horas de hoy a la ceremonia en la cual pronuncia su discurso de inauguración del año judicial 2005.

A la numerosa presencia de medios de comunicación, se suma la asistencia de cerca de 120 invitados, entre quienes destacan el ministro de Justicia, Luis Bates; el presidente del Senado, Hernán Larraín; el presidente de la Cámara de Diputados, Gabriel Asencio; y el fiscal nacional, Guillermo Piedrabuena, además de los ministros de las Cortes de Apelaciones y Suprema.
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