
SANTIAGO.- El Director de la Policía de Investigaciones, Arturo Herrera, se negó hoy a responder los emplazamientos del ex prefecto Rómulo Aitken, quien en una carta a "El Mercurio" acusó a la autoridad de haber conocido las irregularidades por las que está siendo procesado y de haber actuado ilegalmente.
"Yo por norma general no le contesto a funcionarios en retiro, mi opinió la di ayer y no tengo nada más que decir", señaló escuetamente Herrera.
El director de la policía civil agregó que "en un estado de derecho todo el mundo tiene el derecho a defenderse", pero que él no pensaba ahondar en las acusaciones.
Por último, con ironía, señaló: "Saquen ustedes sus conclusiones, es una farsa, una mentira".
El
texto completo de la carta que Aitken envió a "El Mercurio" es el siguiente:
"Gran sorpresa me causaron las declaraciones del director de la Policía de Investigaciones, Arturo Herrera, publicadas el domingo 19 en el Cuerpo Reportajes del medio que usted dirige.
Sorpresa, por tres motivos: primero, porque el señor Herrera desconoce que me acogí voluntariamente a retiro en enero de 2003, tras haber sido ascendido, por mérito, al grado de prefecto de la Policía de Investigaciones de Chile, mediante el decreto Nº 270 de fecha 10 de diciembre de 2002, firmado por la entonces ministra de Defensa Nacional, Michelle Bachelet.
Segundo, porque en la entrevista, el señor Herrera revela irregularidades en la tramitación del caso que me involucra, al reconocer que se solicitaron escuchas telefónicas a un juez que investigaba supuestos cohechos cometidos por otros funcionarios públicos, en circunstancias de que la ley sólo faculta la interceptación de las comunicaciones en casos de asociación ilícita y tráfico de drogas, delitos que eran materia de investigación en otro tribunal, y no en el 20º Juzgado del Crimen de Santiago.
Tercero, y el de mayor gravedad, es que el señor Herrera reconozca que, aun sabiendo que terceros "querían tener acceso al documento (libreta) de un delincuente", ni siquiera le haya informado al 2º Juzgado del Crimen de San Miguel, tribunal para el que supuestamente la referida libreta era importante al punto de habérseme sometido a proceso como presunto autor de obstrucción a la justicia. Peor aún, el director de la Policía de Investigaciones, incluso sabiendo que la libreta era importante para una investigación judicial, permitió que fuera sacada de un armario de la unidad policial en la que permanecía sin custodia y, negligentemente, por decir lo menos, sus funcionarios le perdieran la pista.
El señor Herrera dijo que le "falló el poder operativo, porque no supimos en qué lugar de Santiago se iba a producir" la entrega del documento. En definitiva, la Policía de Investigaciones, pudiendo haber impedido la comisión de un supuesto hecho ilícito, como es su obligación legal, no sólo permitió que ocurriera, sino que además erró en sus pesquisas a tal extremo, que la referida libreta llegó a mis manos y permaneció en mi oficina durante tres días, sin que se me requiriera por ésta, siendo finalmente yo, voluntariamente, según consta en el auto de procesamiento, quien puso a disposición del tribunal el documento del que yo desconocía su contenido y tras enterarme, por la prensa, que estaba siendo requerido, sin siquiera haber sido citado.
Me gustaría saber qué explicaciones estaría dando hoy el director Arturo Herrera a los tribunales si la libreta se hubiera extraviado antes de llegar a mis manos".