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| Dudas |
¿Por qué sólo apareció sólo la figura del Padre Hurtado y no el resto del mural? A Gajardo también le cuesta entender esto. Tiene que ver con la calidad de la pintura con que se tapó la obra, con la cantidad de pintura, con la luz que le llegaba a esa parte del muro….
"Hay muchas condicionantes. Son 35 años, depende de la calidad de la pintura, de las manos que le aplicaron, la pintura se agota...", son las únicas palabras a las que recurre el artista para explicar algo que parece inexplicable. |
SANTIAGO/RANCAGUA.- Como un vaso de agua fresca. Como un hecho que cuesta entender pero que le entrega un momento de mucha tranquilidad. Un momento grato y especial.
Así ve el escultor y pintor chileno José Vicente Gajardo la reaparición de un antiguo mural que pintó a los 16 años en un salón de la parroquia "Cristo Rey" de Tomé y que hoy tiene revolucionada a esa localidad, pues la figura que emergió como un milagro es la del padre Alberto Hurtado.
En diálogo con Emol desde Rancagua, Gajardo recuerda con claridad la obra que realizó con autorización del padre Ramón Richardi. En uno de los muros, el artista pintó la que llama "una realidad social de la época en América Latina", con figuras de obreros, pescadores, y un hombre que protegía a un niño, inspirado en la figura del sacerdote jesuita, puesto que en ese tiempo participaba activamente del grupo de Juventud Obrera Católica (JOP). "Para nosotros nuestro líder era el Padre Hurtado", recuerda.
Sin embargo, tuvo poca vida el mural, puesto que tras la llegada de la primera monjita a la parroquia, se repintó el muro para usar el salón como dormitorio, según cuenta Gajardo.
Hoy, 35 años después de que se pintara la obra, la figura inspirada en el sacerdote, junto a un menor, deslumbran a los feligreses de Tomé, que creen a fe ciega que se trata de un milagro, justo en el mes en que se canoniza al padre Hurtado.
"Hay una necesidad en ese lugar de reencuentro producto de una separación de la comunidad, lo curioso es que pasaron 35 años y en la pared sólo aflora esta imagen y no otra", medita el artista.
Sin embargo, le cuesta hablar de milagro. "La lógica me dice que no lo es, porque hay intervención de la mano del hombre", explica.
En su fuero interno, Gajardo prefiere hablar que esto es "un vaso de agua fresca, una necesidad de todos. Un hecho que te hace pensar positivamente por un minuto y a reflexionar en el padre Hurtado. Para mí, no te puedo decir que es un milagro, pero sí ha producido una tranquilidad muy diferente a otros días y muy grata. Es sin duda un momento especial".
Pero no quiere ir más allá. "Para mí esto es como volver a tener un reencuentro con ese niño de 16 años", agrega.
El artista, de 51 años, que vive en Portugal donde trabaja en un proyecto de construcción de un parque, coincidió con este hecho pues hace tres días llegó a Chile, a pasar unos días en Rancagua. En Tomé está su familia, pero no sabe si viajará a la Octava Región, y si lo hace "será sólo una cosa momentánea, no por curiosidad".