La pequeña Belen Constanza junto a su madre Isabel. |
SANTIAGO.- Los cinco mil 800 kilómetros que separan Santiago de Puerto Príncipe se transformaron en unos pocos centímetros. Y aunque ambos hubieran deseado un contacto aún más cercano y directo, gracias a una video conferencia el cabo primero Patricio Albornoz pudo conocer hoy a su recién nacida hija Belén Constanza.
Sentado ante una cámara y un monitor en la base del grupo de Helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile en Haití, Patricio (de 30 años) pudo ver y hacerse ver por su señora Isabel Valenzuela (32), quien también mirando una pantalla y una cámara digital le mostraba a la pequeña Belén, quien nació hace sólo dos días, en una sala del Hospital de la FACh.
Fue sin duda un momento cargado de emoción, aunque también de mucho nerviosismo. "No sé que más decirle", repetía entre lágrimas Isabel, buscando respuestas en las caras de las enfermeras, periodistas y camarógrafos que llenaron la sala de recuperación.
"No sé que más decirle", volvía a repetir, como si no fuera ya suficiente el tiempo que han estado separados, luego que Albornoz fuera asignado por su trabajo en Telecomunicaciones al grupo de militares chilenos que cumple una misión de paz en Haití.
No se ven desde el 8 de julio y deberán esperar hasta el 27 de enero para volver a encontrarse, y aunque no se han visto en todo ese tiempo hubo reiterados silencios en la conversación. Tantos
flashes, cámaras y preguntas quebraron la intimidad del momento, pero no disminuyeron el grado de felicidad de la madre, quien se cuestionaba por la sorpresiva popularidad de su pequeña hija: "¿Quién hubiera pensado que iba a ser famosa?".
La pareja lleva ya tres años y medio de matrimonio y no hay dudas de que el nacimiento de Belén es el momento más importante en sus vidas. "Estoy feliz, es nuestra primera bebé, la deseábamos harto. Él me hace mucha falta, aunque estuve muy acompañada por toda la familia, no es lo mismo que estar con él", confesó Isabel sin poder contener las lágrimas.
Desde Puerto Príncipe, el cabo le respondía que "el ideal de todo padre es estar presente en el nacimiento de su hija. Estoy alegre y con pena, por no poder tomarla en mis brazos, pero sé que ésta será una experiencia que nos va a unir más".
Familiares, enfermeras y personal de la Fach que se encontraba presente en ese momento, comentaban lo difícil que debe ser para la pareja estar separados en un momento tan importante.
Todos se pusieron en el lugar del padre y quisieron permitirle la posibilidad de, pese a la distancia, conocer a su primera hija. Así lo asegura incluso la enfermera Elena Rogers, quien asistió a la matrona en el parto, el lunes pasado, y se dio el tiempo de llamar a Albornoz justo en ese momento para transmitirle por teléfono el primer llanto de la pequeña Belén. Qué mejor regalo de Navidad.
