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Valdivia dice adiós definitivamente a los Hermanos Capuchinos

A pesar de los esfuerzos por revertir una decisión emanada hace once meses por sus superiores, este domingo, el sacerdote Elmar Boss cerrará las puertas de su congregación en la ciudad que los cobijó por casi 160 años.

07 de Julio de 2006 | 15:39 | El Mercurio en Internet

Padre Elmar Boos, el último capuchino presente en Valdivia.

Padre Isidoro Schwamm, fallecido en mayo pasado.
VALDIVIA.- Hace once meses la pena cubrió sus corazones. Hace siete, una luz de esperanza les devolvió la alegría. Y hace cinco, la tristeza y la resignación volvieron para quedarse en sus espíritus.

A partir de este domingo, los monjes de la congregación de los Hermanos Capuchinos de Valdivia ya no podrán seguir con sus labores de ayuda social y de asistencial espiritual, a pesar de la batalla que desde agosto del año pasado venían librando, apoyados por una comunidad que se resistía a su partida.

La orden para que cesaran de sus funciones en la ciudad del Calle Calle, donde permanecieron desde 1848, emanó del ministro provincial, fray Carlos Huenupi; del obispo de Villarrica, Sixto Parzinger; y el obispo de Valdivia, Ignacio Ducasse.

La principales razones que fueron dadas a los Hermanos Capuchinos y a los fieles valdivianos fueron la avanzada edad de los religiosos y la falta de vocaciones sacerdotales, además de los costos de mantención y reparación de su Iglesia de San Francisco, cuya propiedad en ese entonces era de la diócesis de Villarrica.

Antes de fin de año los cinco religiosos de la congregación en Valdivia debían emigrar. Sin embargo, las manifestaciones de la comunidad y la recolección de 15 mil firmas que enviaron en diciembre a la superioridad de la orden en Roma, les dieron una segunda oportunidad. Pero ésta duró poco.

En febrero, dos de los sacerdotes comenzaron su retirada tras obedecer la definitiva orden superior. Y Pucón se convirtió en su punto de destino. El mismo que ahora espera al padre Elmar Boos (80), el único religioso capuchino que hasta este domingo permanecerá en la antigua Iglesia de San Francisco. El padre Isidoro Schwamm (92) también se quedaría hasta el final, pero Dios lo llamó antes a su encuentro.

Así, sólo el hermano Elmar Boos cerrará este domingo las puertas de su congregación, que por casi 160 años acompañó a los fieles valdivianos.

A partir de ese día, la Iglesia de San Francisco será parte de la Diócesis de Valdivia. "Será una iglesia más entre tantas iglesias de la Diócesis", dice resignado el padre Boos.

En Valdivia, muchas personas recuerdan agradecidas la labor de los Capuchinos, que entre sus labores sociales incluían la visita a los enfermos y el apoyo espiritual a los familiares.

Además, mantenían funcionando un comedor solidario donde se alimentaban los más desposeídos y también universitarios de escasos recursos.

"Es una gran pérdida y tal vez la pena más grande que hubo en el último tiempo, fuera del terremoto y cosas catastróficas, donde no depende la voluntad humana", afirma el padre Elmar en conversación con Emol.

Una pérdida que sentirán no sólo los religiosos de la congregación que vivieron en la Ciudad de los Ríos. También la sufrirá la comunidad que creció al amparo espiritual y caritativo de los Hermanos Capuchinos.
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