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Buzo revela detalles de milagroso rescate a niña desde cueva submarina

Tomás Jaramillo describe el lugar como completamente oscuro, frío y "monstruoso". "El mar ahí es capaz de matar", relata sobre el reducido espacio en que la menor de 15 años permaneció 50 horas.

12 de Septiembre de 2007 | 13:48 | Natacha Ramírez, El Mercurio Online
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El Mercurio

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SANTIAGO.- El sargento segundo Tomás Jaramillo (38) afirma que cuando vio a la niña parada sobre unas rocas a unos diez metros del fondo de la cueva no lo creyó. "Todos buscábamos un cadáver", señala el buzo de salvataje de la Armada que rescató a Johanna Cárdenas (15), desaparecida desde el domingo en la tarde cuando cayó al mar en caleta El Soldado de Talcahuano.


Luego de buscarla infructuosamente el lunes, relata que el martes halló una caverna submarina que se interna en la ladera de una montaña. Sin embargo, no pudo ingresar debido a que tenía una pequeña entrada por donde sólo "cabe una persona de lado" y las olas penetraban con tanta fuerza, "que el mar ahí es capaz de matar a una persona".


Tras un intento fallido y cuando la marea bajó, Tomás Jaramillo regresó a la cueva, que describe como un lugar completamente oscuro, frío y "monstruoso". Esta vez sí logró ingresar. Ahí fue cuando la vio: "A unos diez metros del fondo de la cueva estaba la niña, estaba parada ahí, yo cuando la vi no creí, tuve una impresión increíble porque todos buscábamos un cadáver, no pensábamos que iba a haber alguien vivo".


Cuenta que le habló y que ella, que se encontraba completamente consciente, le contestó. Luego salió del lugar para alertar a los buceadores que también participaban de la operación y desprenderse de su pesado equipo de buceo, para regresar a rescatarla sin equipo ni oxígeno, sólo "con la fuerza" de sus brazos.


Fueron sólo tres los rescatistas que ingresaron a la cueva debido al poco espacio y la peligrosidad del lugar. "Cuando me acerqué a ella me abrazó y no me soltó más", relata emocionado el buzo. "Y ahí le dije 'oye nos tenías vueltos locos, estábamos todos desesperados por ti' y ahí me hablaba ella, me decía que ya no daba más, que sus piernas no las sentía, que le dolía la cabeza, que la sacáramos de ahí".


Resistiendo la fuerza de las olas 


Entonces uno de los buzos le puso el chaleco para sacarla del lugar. "Hablamos con ella, le dijimos lo que íbamos a hacer, que íbamos a sacarla utilizando fuerza hacia afuera y que no tenía que tener miedo, si tragaba agua no importa. 'No te vas a morir, ya estamos acá'", cuenta que le dijo.


Luego vinieron 8 a 9 complicados minutos intentando salir de la cueva. "Ella no llevaba oxígeno, la llevábamos así no más, así que ahí fue lo complicado, sacarla del lugar, porque el mar nos empujaba hacia adentro de la caverna, así que los buzos tuvimos que hacer un esfuerzo sobrehumano", relata el rescatista, quien llevaba a la menor entre sus brazos.


"La sacamos a fuerza no más y ella en momentos podía respirar y en momentos no, como todos nosotros, es que era la única forma de sacarla. A fuerza no más, a veces la ola nos tapaba enteros", agrega.


Afirma, aunque tuvo miedo, siempre estuvo convencido de que iban a poder sacarla. "Sí o sí, teníamos que sacarla de ahí, a como diese lugar. Ella no sentía una pierna, sus manos estaban todas blancas producto de la humedad, y todas cortadas por las piedras, le dolía la cabeza, estaba toda golpeada", señala.


Una vez en la embarcación, se trasladaron a la playa más cercana donde los esperaba un vehículo. "A esas alturas las comunicaciones estaban informando que la niña estaba viva y la incredulidad de todos, porque nadie se esperaba un desenlace así".


El uniformado cuenta que, en sus 22 años de servicio y 15 de buzo, nunca había visto algo así. "He sacado gente que se está muriendo, que se está ahogando, cadáveres, pero esto no lo había visto", afirma el sargento, quien califica el rescate con vida de la niña como un "milagro".


También reconoce que se encuentra conmovido con la situación: "A todos nos conmueve y eso que somos militares, nos formamos, pero uno también al ver estas situaciones se emociona bastante".


"Ella soportó el frío, la soledad, las bajas temperaturas, que la azotaran las olas (...) Nos dejó plop a todos", señala con un dejo de admiración el sargento Jaramillo, quien esta tarde irá a visitar a Johanna al hospital.

Tras constatar las condiciones en que estuvo Johanna Cárdenas durante 50 horas, el rescatista señala que la menor no habría podido resistir otro día con vida.

Afirma que la temperatura al interior de la cueva era cercana a los cero grados y que la menor no bebió agua ni ingirió alimentos durante dos días.

Además, ella le contó que constantemente era golpeada por las olas, por lo que "se escondía y escalaba en las piedras para mantenerse viva".

También le relató que un día en que bajó un poco la marea logró ver un helicóptero por la boca de la caverna, pero que nadie la pudo ver.

"Ella estaba a punto de desfallecer, yo creo que si no la pillamos ese día la niña hoy día ya hubiese estado fallecida. Así como estaba, había pasado dos noches, yo creo que hoy día habría fallecido", sostiene el buzo.

Tomás Jaramillo considera que lo que soportó Johanna "es un acto de sobrevivencia excepcional". "Yo he leído libros, he visto otra gente, pero creo que ella los supera", afirma.

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