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Santiago: Jueves 18 de diciembre del 2025 | Actualizado 06:23
SANTIAGO.- Una nueva arista judicial se abrió hoy en el caso Rocha luego de que funcionarios de la Universidad Santo Tomás presentaran una querella en contra del empresario y del investigador privado Dante Yutronic por espionaje efectuado a los trabajadores de dicha casa de estudios.
La acción judicial fue interpuesta este mediodía en el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago por la abogada Erika Vargas en compañía del presidente del sindicato de trabajadores del establecimiento educacional, Alfredo Riquelme, en representación del sindicato y de sus socios, que suman cerca de mil personas.
La querella está dirigida al empresario Gerardo Rocha, quien permanece grave en la Clínica Indisa herido en el incendio donde falleció el martillero Jaime Oliva, el investigador privado Dante Yutronic y quienes resulten responsables por el delito de violación a la vida privada e infracción a la ley de telecomunicaciones.
Según explicó Alfredo Riquelme, el objetivo "es esclarecer las declaraciones que hizo Dante Yutronic el jueves 13 de marzo, cuando señaló que había recibido el encargo de Gerardo Rocha, dueño principal de la universidad, para espiar a funcionarios de la misma empresa, incluidos los dirigentes del sindicato".
En este sentido, indicó que quieren saber quiénes utilizaron la información recabada y si el servicio prestado por Yutronic se pagó con dineros de Rocha o de la UST. "La universidad permanentemente señala que no se pueden mejorar los salarios o la infraestructura, sin embargo Yutronic recibió más de $70 millones de pago por espionajes", indicó.
Automóviles sospechosos y ecos telefónicos
El dirigente dice que tenían indicios de un espionaje en su contra antes de que el investigador privado lo revelara en el marco de la investigación por la muerte del martillero, pero no tenían pruebas concretas para sostenerlo judicialmente. Por esto afirma que "cuando habló Yutronic nos cayó la confirmación del cielo".
Riquelme relata que entre las situaciones que los llevaban a sospechar se encontraba la presencia de " algunos vehículos extraños" en las afueras de sus domicilios, "ruidos extraños" y una suerte de eco en los teléfonos de sus oficinas, que los hacía pensar que había alguien más escuchando las conversaciones.
Apunta además que la universidad dirigió algunas correspondencias suyas a un domicilio nuevo que, sostiene, "nadie más conocía" porque se había mudado recientemente. "Ni mis mejores amigos sabían que yo tenía ese nuevo domicilio y la empresa dirigió correspondencia judicial a ese domicilio", afirma.
En opinión del dirigente, estas acciones de espionaje coinciden con el momento en que el sindicato de la universidad comenzó a fortalecerse, aproximadamente en octubre de 2007, situación que la empresa percibió como una "potencial amenaza".
"Nosotros concluimos que el empleador vio al sindicato como un adversario y no como un aliado. Un sindicato que nace hace algunos meses y suma cientos de socios con mucha rapidez y empieza a anunciar la negociación colectiva, aparentemente el empleador ante todo eso se puso nervioso", dice.
Añadió que la información que recogió aparentemente Yutronic fue utilizada para iniciar una demanda de desafuero en su contra. "El problema es que esa demanda no tiene ningún futuro porque lamentablemente una vez más Yutronic se equivocó, así como se equivocó en este hecho lamentable del martillero", afirma.
A pesar de lo ocurrido, el dirigente sostiene que continuarán con sus actividades sindicales de forma normal. "Estamos más fuertes que nunca, no nos vamos a dejar amedrentar por estas situaciones tan 'gansteriles' y hacemos un llamado al empleador para que retome un camino cristiano y civilizado", señala.
