TEMUCO.- El fiscal regional Francisco Ljubetic tuvo una semana difícil. El atentado incendiario al agricultor Eduardo Luchsinger mantuvo a la unidad del Ministerio Público que él dirige en la mira. Incluso el organismo persecutor recibió ataques frontales de autoridades de Gobierno: "Irresponsable" y "aventurados" fueron algunos epítetos recibidos de la intendenta Nora Barrientos.
Pero Ljubetic se mantuvo firme. Tranquilo. En Santiago, mientras estuvo en un seminario anticorrupción, reveló a un diario capitalino que los violentistas son buscados con tecnología militar. Incluso con fotografías satelitales. Más que eso no dijo y… menos una respuesta al gobierno regional. Nada.
Pero días antes de los hechos que mantienen a La Araucanía como "zona roja" en los mapas del ministerio del Interior, Ljubetic -a cargo de coordinar la indagación de los casos relacionados con conflicto indígena en la VIII y IX región- se dio tiempo para hablar con "El Austral" y fue claro al admitir la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) está operativa y no desarticulada como ha sido el discurso del Gobierno por muchos años.
"La CAM no puede perder su estructura, ya que se mantiene en el tiempo con distintos integrantes o con algunos que, si transitoriamente han estado fuera, vuelven a insertarse", dice y agrega que el Ministerio Público no investiga directamente a la CAM, sino que a los hechos de carácter violento en la que algunos integrantes puedan estar vinculados.
"Hay expresiones que lo corroboran (que la CAM está organizada). Tienen vocero, emiten comunicados. Hay manifestaciones concretas de su trabajo y uno puede reconocer a alguno de sus integrantes que se autoproclaman como pertenecientes a la organización. Eso permite pensar que la organización y la estructura existen. Ahora no sé cuál es su dimensión", argumenta el abogado.
El punto es que, según el fiscal regional, quedó la impresión que la coordinadora estaba desarticulada porque algunos de sus líderes fueron detenidos y condenados por la justicia. Error. La CAM siguió operando y al parecer, el liderazgo se mantuvo. Incluso tras las rejas.
"El hecho que estén cumpliendo condenas, '¿significa que dejen de pertenecer a la organización?'", se pregunta Ljubetic. El silencio confirma lo que es casi obvio.
"Es cosa de averiguar -sostiene- quiénes visitan a las personas que se encuentran cumpliendo condenas. Esto no es invento mío, sino que una información que se puede corroborar. Incluso se ha sustentando que personas de estas organizaciones radicalizadas tienen relaciones con personas de pasado subversivo. De echo es una de las líneas investigativas".
-Se habla incluso de una escuela de guerrillas…
"Hay una información sobre eso, pero no se puede confirmar, sino que se está trabajando a ese nivel en las secciones de inteligencia de las policías. Pero no hay una investigación formal sobre eso".
Problemas con los jueces
Pero no sólo del conflicto mapuche habla el fiscal Ljubetic. También se da tiempo para tocar y profundizar sobre los publicitados y emblemáticos juicios que el Ministerio Público ha perdido en el último tiempo: el del hijo de la diputada María Angélica Cristi, Paul Morrison (tráfico de drogas) y el del jefe operativo de la CAM, Héctor Llaitul (incendio terrorista). En ambos la prensa se desplegó con cámaras y espacio en diarios y revistas. En ambos estaban puestos los ojos del país y en ambos la postura del Ministerio Público fue rechazada.
"Lo que nosotros hemos rescatado es que de todos estos procesos, aún cuando hay una sentencia absolutoria hemos aprendido algo y ese aprendizaje va en orientación a cómo tenemos que enfrentar este tipo de casos en otros escenarios que se presenten", argumenta.
El ex fiscal jefe de Villarrica señala que el asunto no pasa por un supuesto mal trabajo de la unidad, sino porque la exigencia de pruebas ha sido mayor por parte de los jueces.
-¿Dónde estuvo la falla o autocrítica en estos juicios perdidos?
"Hicimos un trabajo profesional, pero si bien los antecedentes que había, nosotros los estimábamos suficientes, no eran de la calidad probatoria que el tribunal estimó. Pareciera que hay ciertos casos en que la exigencia de pruebas que piden los tribunales es más alta que tratándose de un caso común. A nosotros se nos exige en ciertos casos que tienen connotación una prueba que si se tratara de otros imputados no es la misma".
-Es un tema complejo
"Claro. Hay muchos ojos y mucha gente que observa cuál es el resultado".
Lo que Ljubetic trata de explicar es que si en el caso Morrison el imputado haya sido cualquier "hijo de vecino" probablemente se haya logrado (con las mismas pruebas) un resultado condenatorio.
-¿Entonces los jueces están sujetos a presiones… sienten la presión?
"Me parece que no, pero el juez no es una persona que esté fuera de la realidad social. El juez lee, conoce la información y participa en la sociedad. Si no lo hiciera no podría juzgar. Acepto que no admiten presión, pero no es la presión en el sentido literal de la palabra".
-¿Podemos hablar de influencia?
"El juez no está fuera del contexto social...".