SANTIAGO.- En medio de los pesimistas pronósticos sobre el futuro del proyecto de subsidio al Transantiago en el Senado, la Presidenta Michelle Bachelet encabezó un comité político extraordinario, en el que también participó el ministro de Transportes, René Cortázar.
La cita se inició a las 13.30 horas con un almuerzo en el despacho presidencial y se extendió hasta pasadas las 16.00 horas.
El primero en abandonar La Moneda fue el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, quien se negó a emitir declaraciones.
Su postura fue imitada por el titular de Justicia, Carlos Maldonado, y posteriormente por el propio Cortázar, quien se excusó de hablar con la prensa argumentando que ya lo había hecho esta mañana.
El hermetismo lo mantuvo también el vocero de Gobierno, Francisco Vidal, quien aseguró que se trataron "siete temas" y luego subió a su oficina prometiendo entregar más tarde una versión de este encuentro.
Sin embargo, todo indica que el motivo central de la reunión extraordinaria -puesto que la Presidenta la efectúa habitualmente los domingos en la noche o lunes a primera hora- fue el sombrío panorama que enfrentará el Gobierno el próximo martes en el Senado, cuando se vote el proyecto de subsidio al transporte público.
Pese al abierto rechazo de la Alianza a esta iniciativa -al que se suma el anunciado por tres de los cuatro senadores independientes- La Moneda insiste en seguir adelante con la vía legislativa y ha dicho que sólo recurrirá al 2% constitucional si la negativa finalmente se concreta.
Dado que este mecanismo sólo podría financiar al Transantiago, el problema que enfrentaría el Ejecutivo es cómo subsidiar el transporte público de regiones, que con el proyecto actual vería reducido en $50 ó $60 el valor de sus pasajes, según lo prometido por el Gobierno.
Durante la jornada de ayer y hoy, la administración de Bachelet ha debido participar también en una serie de reuniones con representantes del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), para resolver la forma como se devolverán los dineros que esta entidad alcanzó a traspasar al Transantiago antes de que el préstamo de US$ 400 millones fuera impugnado por el Tribunal Constitucional.