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Dramático relato de vecino de Reñaca que se enfrentó con delincuentes

Antonio Perocarpi salió en ayuda de su amigo Germán García Caro, a quien estaban asaltando en su casa, cuando sorpresivamente se encontró cara a cara con uno de los delincuentes.

26 de Diciembre de 2008 | 15:07 | Renata Robbio, El Mercurio Online

SANTIAGO.- Claramente la noche del 24 de diciembre, no fue de “paz y amor” para la familia de Antonio Perocarpi, luego de que éste se enfrentara con uno de los delincuentes que asaltaron la casa de su vecino, Germán García Cano, en Reñaca.


“Estábamos comiendo con mi familia y de repente escuchamos que mi vecina estaba tocando la ventana de nuestra casa. Todavía no entendemos cómo saltó la reja y el cerco eléctrico de mi casa”, cuenta Perocarpi, sobre el momento exacto cuando se enteró que en ese preciso instante estaban asaltando a sus amigos.


Perocarpi recuerda que salió corriendo hacia la casa de su vecino, vio que estaban las dos puertas abiertas, que se escuchaban gritos, vidrios rotos y bastante ruido en el domicilio.


“No quise entrar altiro porque pensé que podían estar armados y preferí quedarme afuera. Me corrí un poco de la entrada por si salían arrancando con pistolas y disparando”, dice Perocarpi, quien esperó que los delincuentes salieran de la casa, para entrar a ver a su vecino.


“De repente vi que salen tres tipos, se suben a un jeep Vitara azul y se van. En eso me acerco yo, voy entrando a la casa y justo va saliendo un cuarto tipo que se había quedado rezagado en el domicilio, sale corriendo y nos encontramos de frente”, relata Perocarpi.


Si bien al principio no se percató que era otro de los delincuentes, ya que podía ser un familiar de su vecino, sólo bastó que el individuo lo empujara, para darse cuenta que era uno de los asaltantes.


“Empezó el forcejeo y vi que está con un cuchillo muy largo. Yo le pegaba patadas a la altura del pecho hacia arriba, ya que si le pegaba en el estómago, el delincuente se doblaba y me apuñalaba”, asegura Perocarpi.


Recuerda que durante esos minutos, lo único que atinó a hacer fue a defenderse con los pies, mientras el antisocial “sin asco, tiraba puñaladas como un loco”. Además insiste en que tampoco pensó en las represalias, “sólo pensé en ayudar a mis vecinos”.


El forcejeo, el cual no fue percibido por ninguno de sus familiares, “yo estaba solo peleando con él”, duró hasta que llegaron los carabineros, quienes lograron detener al asaltante.


Perocarpi asegura que desde esa noche, el sistema de vida que llevaba él y su familia, les cambió completamente.


“Desde ese día, mi hijo de seis años no ha vuelto a dormir solo. Ahora están todos nerviosos de dejar las puertas cerradas, que la casa no esté a oscuras y tampoco se atreven a bajar solos a la cocina”, detalla Percarpi.


Sin embargo, después de esta experiencia, se dio cuenta que el cerco eléctrico, la alarma y las rejas con punta no son suficientes, “estoy pensando en comprarme un perro”.