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Ex líderes pingüinos deslegitiman nueva movilización estudiantil

Aseguran que las actuales manifestaciones carecen de trabajo en equipo, liderazgo, representación a nivel nacional y organización.

16 de Junio de 2009 | 15:02 | Renata Robbio, El Mercurio Online

SANTIAGO.- Maximiliano Mellado, Karina Delfino y César Valenzuela, fueron tres emblemáticos dirigentes estudiantiles de la “Revolución Pingüina 2006”. Ahora, con “ocupaciones culturales”, Nicolás Menare (Instituto Nacional) y Marco Pérez (Liceo Barros Arana) -los voceros del nuevo movimiento- intentan seguir los pasos de sus antecesores e impulsar un segundo “Pingüinazo” ¿Lo lograrán?


“Este movimiento no va a llegar a ninguna parte porque carece de claridad, de representación, de transparencia y de líderes competentes”, sentencia Maximiliano Mellado, ex dirigente y ahora estudiante de Periodismo en la Universidad Central.


Para él, los principales problemas del nuevo nuevo movimiento son sus dirigentes -excepto Nicolás Menare-, la forma en cómo plantean las propuestas y la estrategia que están implementando para alcanzar los objetivos.


“Cuando uno propone cosas tiene que verse los zapatos. Uno puede llenarse la boca con el lema de que la educación es mala, sino que hay que pensar en ¿qué hacemos para cambiarla? Además, cada dirigente habla una cosa distinta y cuando te estás enfrentando con autoridades tienes que intentar ser el mejor”, dice Mellado.


Si bien coincide con la legitimidad de la demanda –estatización de la educación-, critica la forma en cómo se está planteando y el abuso que han hecho de las tomas.


“Eso es lo último que los dirigentes tienen que tener en mente. Las tomas sólo se organizan cuando ya no hay nada más que hacer, ya que después de ésta no te queda ningún otro recurso para poder hacer presión. Por eso, después el movimiento muere rápido", explicó el ex dirigente.


Además, enumera y recalca que las estrategias que están implementando son “pésimas”, ya que al final, los únicos perjudicados serán los propios estudiantes.


“Primero, dejar pasar a la prensa. Segundo, si estás movilizado, qué sentido tiene permitir la entrada de los profesores. Tercero, si autorizan hacer clases, no quiebran el sistema porque a los docentes les van a pagar igual. Cuarto, los únicos que pierden son ellos porque están ‘pasando’ la materia igual y están ausentes”, precisa Mellado.


Además, afirmó que la principal crítica que le hace la ciudadanía al nuevo movimiento, es que este carece de claridad, “llevan más de un semana ‘movilizados’ y la gente todavía no entiende qué es lo que quieren”.


Unidad y tiempo, otras de las falencias


Para Karina Delfino y César Valenzuela la conocida pareja de la Revolución Pingüina 2006, la unidad en el movimiento, y el tiempo para desarrollar las demandas e implementar las estrategias de presión, son fundamentales para el éxito de una revolución estudiantil.


“Lo que a nosotros nos diferenció fue que nos agrupamos en una sola organización, y empezamos a hacerlo desde 2004, no se nos ocurrió de un día para otro salir a protestar por la educación, había todo un trabajo de por medio”, recuerda Karina Delfino, ahora estudiante de Sociología de la Universidad Central.


De este modo, reconoce que lo que les falta a los nuevos estudiantes es estar más unidos y tener una propuesta en común, en la cual todos hayan trabajado.


Si bien César Valenzuela -alumno de Derecho de la Universidad Padre Hurtado- coincide con la demanda en torno a la estatización, ya que “las municipalidades no dan más con el tema de la educación”, cree que para que el movimiento se fortalezca requiere de tiempo.


“El 2006 fue un tema muy fuerte, y ahora se está empezando a estructurar; eso demora un tiempo. No sé si eso se debe a una falta de liderazgo”, declara Valenzuela.


Ante la pregunta sobre si volveremos a ver una “Revolución Pingüina” como la que él lideró, Valenzuela asegura que “no sé si este año, ya que las condiciones no están dadas, pero quizás en un futuro…”.

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