SANTIAGO.- "¿¡No será que usted entró ese día, pero antes, señora Jeannette ¿No será que entró antes a romper la chapa? ¿No será que usted dejó a sus hijos, antes, de esa forma?!"
El tercer día del juicio oral en contra de la madre de los hermanos Rojo, Jeannette Hernández -principal imputada en el ataque a los menores que dejó a uno muerto y a otro con diversos grados de discapacidad- estuvo marcado por las contradicciones e incoherencias con que la acusada respondió el interrogatorio de los fiscales Pablo Sabaj y Patricio Vergara.
La mujer fue duramente increpada por la Fiscalía, quien la acusó de cambiar las versiones de los hechos, contrastando sus respuestas con las declaraciones que ella misma emitió en los primeros interrogatorios, tras el atentado a los menores en enero de 2008.
Qué hizo cuando vio los cuerpos
Durante los tres días, desde el inicio del juicio, Hernández relató que cuando llegó a su casa, encendió la luz, vio a Pablo –el hijo mayor que quedó con discapacidad-, le llamó la atención que había algo rojo (sangre), lo ayudó, le tomó la mano y salió.
Luego, mientras ella estaba afuera, ingresó su marido, quien después también salió a pedir ayuda. Según su versión, en ese instante vuelve a ingresar a la casa, sube al segundo piso, ve que no está Esteban y baja. Minutos después, vuelve a subir a revisar el baño y el dormitorio del niño. En ese minuto lo encuentra, pero no lo ayuda porque no tolera la sangre.
Ayer, en la audiencia, ese hecho tuvo tres versiones confusas.
"Yo vi al Pablo, quedé en shock, salgo y entra mi esposo. Cuando yo estaba apoyada en el auto ingresó mi esposo, en eso mi esposo empieza a gritar y sale para afuera a gritar. Pedía ayuda. En eso yo entro, de nuevo y me acerqué al Pablito de nuevo y ahí salí para afuera a ver a mi esposo (...)", dijo en un comienzo.
Treinta segundos después, el relato es otro: "Cuando yo abro la puerta, le grito a mi esposo porque no podía hablar bien. Él entra y yo me quedó ahí (afuera), me quedo y él entra y sale y yo estaba afuera en la reja y yo me puse a gritar también y en eso mi esposo sale gritando también (...). Yo me devolví y entré porque quería ver al Pablo, me acerqué a mi hijo. De ahí volví a salir para afuera y ahí veo que mi esposo venía de arriba, del mismo pasaje. El gritó algo del Esteban y ahí entré yo sola y me acordé del niño", respondió a las contrapreguntas.
"Vi al Esteban primero, porque yo entré a la casa primero. Después ingresó mi esposo, salió. Salió para arriba (por la calle), gritó Esteban, ahí subí y bajé dos veces y ahí gritaba afuerita por el Esteban (...). La vecina dijo que no había visto al Esteban (durante el día) yo ingresé y ahí grité acá está, acá está. No volví a entrar", dijo finalmente.
Horas de llegada y salida
La fiscalía constató que en reiteradas ocasiones, la imputada cambió la hora de salida de su casa, ya que en interrogatorios anteriores aseguró que el día del ataque abandonó su hogar a las 12.50, pero ayer dijo que fue cerca de las 14.00 horas.
"Yo no sabía que era importante (decir la hora exacta) (...). Yo sé la hora que salí, pero cuando me preguntaban decía 12, 12.30, 13 hrs. La verdad, no es por nada, pero agarré para el chacoteo, para el leseo al psicólogo del SML porque me molestó que me dijera que él único consejo era acusarme. A mí me cayó bomba y para mí no era una persona profesional", respondió Hernández al percatarse del cambio en las versiones.
La Parvularia
Primero, la mujer aseguró que el día de los hechos, llegó tarde al trabajo porque se encontró con una parvularia que había peinado el día de su matrimonio, sin embargo, un día después de declarar eso, dudó de la cita, y el fiscal Sabaj la increpó por olvidarse de dicha prueba, pero no, de que esa tarde se tomó un jugo de mote con huesillos.
"Yo estoy segura que fue ese día, pero fueron como dos minutos (...). Yo nombré a la parvularia porque ellos me preguntaron tantas veces, pero no eran excusas (...). Me preguntaron de todo lo que había hecho y yo sí dije que me había encontrado con una parvularia, pero por eso le digo, yo sé que me encontré con esa parvularia, pero no estoy segura si fue ese día (el del ataque)", comentó ayer Hernández.
El pijama de Esteban
Durante el juicio, la imputada precisó que cuando encontró el cuerpo de su hijo Esteban –el menor que resultó asesinado- "estaba con un pantalón de buzo azul, en la mañana. No lo usaba para dormir, el niño no duerme con eso. Estaba con un pantalón de buzo (...) Cuando salí no estaba con la ropa con que durmió. Cuando se pasó conmigo, se puso ese pijama".
No obstante, la fiscalía expuso que el día del ataque ella declaró que el niño tenía un pantalón de buzo "que usaba como pijama". Ante la contradicción, Hernández dijo: "La verdad, es que sí, es que los días anteriores, cuando le daba frío se ponía ese, era un buzo, pero a él le gustaba usarlo como pijama".