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Esposa de embajador en Haití: "La situación es de una precariedad y escasez absoluta"

María Isabel Araya relató que es tanto el caos que afecta el país caribeño que el agua para los excusados hay que comprarla en el mercado negro.

22 de Enero de 2010 | 08:06 | Por Rodrigo Vergara, Emol
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María Isabel Araya, junto a su hijo, el periodista Rafael Gumucio, minutos antes de embarcarse hacia Haití.

Claudio Caoiozzi

SANTIAGO.- María Isabel Araya, esposa del embajador en Haití Marcel Young, habla pausado. Pareciera que busca las palabras exactas para demostrar que en realidad sabe  lo que dice. Como ahora, cuando antes de subirse al avión que la llevará de vuelta a la devastada isla explica claramente lo que se está viviendo en una tierra que muchos describen, simplemente, como “maldita”.


“La situación es de una precariedad y escasez absoluta. Lo único que a mí me han solicitado a través de mi marido, el embajador, es que no llegue nadie a Haití que no tenga asegurado el alojamiento, la movilización porque no hay.... y la comida”, aclara de entrada.


La mujer pone como ejemplo en que a veces cuesta, incluso, alimentar a los médicos que trabajan allá y que algunos de ellos (chilenos) duermen y viven en la embajada nacional. Además, es precisa en señalar que nadie que no tenga una labor específica en la isla y se pueda autosustentar debe ir allá.


“Lo que yo recibo de Haití, directamente, es que no hay ningún espacio. Incluso yo voy a dormir en el jardín de la embajada, porque las personas que están dentro de la casa son personas que están con un grado de daño. Yo llevo un saco de dormir y llevo mi comida en la maleta porque el embajador me ha dicho 'no hay nada que comer'”, asegura.


María Isabel cuenta que la llaman muchas personas que quieren viajar a la zona para enrolarse como voluntarios, pero nada. La respuesta es siempre la misma: “No se puede”.
“Un chico me decía que no le importaba dormir en la calle, pero yo le dije que en la calle estaba prohibido dormir porque hay problemas de seguridad, además de que están las calles llenas de escombros”, relata.


Por lo mismo se muestra sorprendida por la cantidad de gente que abordó el Boeing 767 de la Fuerza Aérea, el tercer avión que envió el gobierno con ayuda a Puerto Príncipe. En el vuelo iban 20 carabineros y 17 funcionarios de la salud (doctores, paramédicos y técnicos). “Yo creía que acá viajábamos cinco personas”, dice sorprendida. Después el ministro Francisco Vidal aclararía que los embarcados responden a necesidades específicas y solicitudes de Naciones Unidas.


María Isabel Araya describe, al final, parte de la realidad con la que se encuentran las personas que llegan a la capital haitiana: “No hay agua, no hay comida, no hay transporte. No hay lugar donde acostarse y la calle, como dije, está prohibida de usarse de dormitorio y a pie no se llega a ningún lado porque son distancias enormes. El agua para los excusados hay que comprarla en el mercado negro...”