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Los motivos que los chilenos esgrimen para no ser donantes

Miedo a que los médicos no hagan todo lo posible por salvarles la vida, tráfico de órganos o que el cuerpo del donante no sea tratado con respeto durante el procuramiento son algunas de las razones.

29 de Enero de 2010 | 09:31 | Por Natacha Ramírez, Emol
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Desconfianza en el sistema y motivos científicos arguyen algunas personas para no donar sus órganos.

El Mercurio

SANTIAGO.- Más de 12 mil chilenos han manifestado hasta el momento su rechazo a donar sus órganos, tras la promulgación de la nueva Ley de Donante Universal, y seguramente la cifra irá creciendo en los próximos días. ¿Cuáles son los motivos que llevan a algunas personas a tomar esa decisión? Algunos de los comentarios dejados en el Blog de El Mercurio pueden entregar luces sobre el tema.


Entre las razones que esgrimen los posteadores, hay algunas que predominan, como la desconfianza en el sistema, la posibilidad de que exista el tráfico de órganos o que se deje morir a una paciente sólo con el fin de utilizar us órganos.


Otros arguyen motivos científicos, como si es posible que una persona despierte de la muerte cerebral; filosóficos, al cuestionar si muerte cerebral es sinónimo de muerte; y algunas aprensiones, como si el cuerpo será tratado con dignidad durante el proceso de procuramiento de órganos.


Junto a esto, hay varias personas que no se oponen a donar los órganos per se, pero sí cuestionan que la ley ahora "obligue" a hacerlo, hecho que en su opinión debería ser un acto "voluntario" e "íntimo". Incluso algunos posteadores afirman que "el Estado no puede expropiarnos el cuerpo".


A estas razones, el gerente general de la Corporación del Trasplante, Ernesto Palm, agrega las causas religiosas que, según las estimaciones de la entidad, representan a cerca del 14% de la población que se opone a la donación de órganos.


También hay algunas personas que prefieren declarar que no son donantes, aunque en el fondo sí están dispuestos a donar sus órganos, pero son partidarios de que la decisión final la comuniquen sus familiares a los médicos, para resguardarse de posibles perjuicios por el hecho de que se sepa que son donantes.


Pese a los reparos al proceso, también hubo en el Blog muchos comentarios de personas a favor de la donación. Algunas de ellas plantearon además ser partidarias de que quienes se inscriban como no donantes tampoco tengan derecho a recibir un órgano en caso de que lo lleguen a necesitar.


Miedo a que los dejen morir


Como se mencionó, una de las causas más frecuentes del rechazo a donar órganos es el miedo de las personas a que las dejen morir sólo para poder utilizar sus órganos. "Es bien sabido que quienes dejan constancia escrita de ser donantes han recibido atención deficiente en caso de accidentes. (...) A un tío político le pegaron un balazo en el ojo y cuando mi suegra llegó al lugar de los hechos los paramédicos ya se estaban preparando para llevarlo a que sus órganos fueran cosechados", afirma Cristóbal Miranda.


A Carlos Pérez, en tanto, le intranquiliza pensar: "¿Qué pasará si entro con una esguince o algo simple y soy útil al proceso? Se ha sabido de muertes muy extrañas de personas que eran donantes". Mientras que Juan Espinoza cuestiona que "¿Quién le garantiza a un ciudadano sin recursos que a su hijo que cayó a un hospital o clínica no lo van a 'filetiar' para favorecer a algún ministro o personaje que disponga del dinero para conseguir el órgano?".


En la misma línea, Jorge Contreras afirma: "Si uno de mis hijos queda mal herido yo prefiero que él sea tratado como no donante y que se haga lo imposible por salvarlo a él en vez de verlo como una bolsa de repuestos de alguien más". Eduardo Trujillo también plantea la misma aprensión: "El negociado de los órganos estará a la orden día: entrarás por un parchecito para tu dedito y saldrás con los pies por delante".


Sobre este punto, Ernesto Palm, de la Corporación del Trasplante, afirma que según sus datos, ésta es una de las causas más frecuentes para rechazar ser donante, pero se trata de uno de los "mitos" que rodean al tema.


"Eso es absolutamente falso", asegura, y explica que "todos los equipos de salud están para salvar vidas". A esto se suma que "los equipos médicos que procuran son distintos de los equipos de los centros de urgencia, lo que hace aún más transparente el sistema".


Argumenta además que las personas que están en condiciones de ser donantes son muy pocas, apenas el 2% de la población que fallece, y es solamente la gente que tiene muerte cerebral, por lo que se descarta que si una persona ingresa a un recinto médico con otra patología o muera de otra causa, termine extrayéndosele los órganos.


A las anteriores inquietudes se suma el temor de que exista el tráfico de órganos. "Yo fui una de las primeras personas que acudí a llenar el formulario para no ser donante", cuenta Omar Morales, quien argumenta que "en Chile el trafico de órganos no está normado, el surgimiento de la industria del transplante tampoco está normado. (...) Nuestro país no tiene mecanismos que aseguren que turistas ricos, países ricos o personas influyentes obtengan órganos".


Alejandro Concha plantea el mismo reparo: "¿Qué impediría que extranjeros vengan a Chile a buscar órganos al amparo de esta nueve ley?". Al igual que Álvaro Brantes, que cuestiona: "Quién me dice que algún familiar mío, por no oponerse a la donación, no termine siendo víctima de un futuro tráfico de órganos".


Dudas de que no traten el cadáver con dignidad


Pero también hay motivos de otra índole para quienes se oponen a la donación de órganos, como que el cuerpo del donante no sea tratado con respeto durante el procedimiento. "No hay garantías de trato decente hacia el cuerpo que será intervenido. Hablando con varios médicos y abogados, me he enterado de cosas no muy agradables, entonces primero dignifiquemos el sistema y luego pidamos", plantea Vivian Grossman.


Enrique Palma también tiene una apreciación similar: "Por lo mucho que he escuchado al respecto, los médicos se convierten en verdaderos carniceros de los donantes y no guardan ningún respeto con sus cadáveres, cerrándolos como sacos paperos después de vaciarlos sin compasión (...) ¿Qué tipo de funeral se le efectúa?".


Además hay quienes afirman, como Arturo Fiabane, que "ha habido varios casos de gente que se ha recuperado habiéndosele diagnosticado muerte cerebral", u otros, como Mónica Vásquez, que incluso cuestionan el trasfondo de si la muerte cerebral basta para considerar a alguien muerto: "Cuando una persona muere cerebralmente (...) en muchos casos sucede que su corazón late, aún respira, el cuerpo no está frío (...) ¿La muerte es un acto o un proceso?. Si es un proceso éste no acaba hasta el cese completo y total de cada una de las funciones del cuerpo", plantea.


También hay otras personas que simplemente aluden a que los trasplantes no son tan efectivos como el tratamiento para un paciente: "¿Cuánto es el índice de éxito después de realizado el transplante? En el 80% de los casos sirve para alargar la vida y sufrimiento de las personas unos meses más. En el 20% restante resulta exitoso bajo una fuerte medicación para evitar el rechazo", dice Sergio Cruzat.