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Víctimas de tsunami en Penco: "La ola llegó y tapó todo"

La ola gigante, que se abatió sobre gran parte del borde costero del pueblo, arrastró casas y enceres.

28 de Febrero de 2010 | 13:05 | AFP

PENCO.- Algas marinas colgaban este domingo de las casas y los postes en Penco, una población costera del sur de Chile, golpeada con fuerza por un gran tsunami tras el terremoto de 8,8 grados que asoló el sábado el sur de Chile.


El sábado una ola gigante se abatió sobre gran parte del borde costero de este pueblo, arrastrando casas, enseres y hasta una vaca, cuya carne fue aprovechada por los pobladores.


En la ciudad, una estación de combustible, varios restaurantes y viviendas, además de los rieles del ferrocarril permanecían aún cubiertos por algas marinas y arenilla, como vestigios de que el mar se introdujo de lleno en la ciudad.


"La ola llegó y tapó todo. Era como de seis metros de alto. Botó las casas, un taller mecánico y los casinos (restaurantes)", relató a la AFP Carlos Palma, mientras recorre la costa de Penco para ver si puede rescatar algunas de sus pertenencias.


Penco, con casi 50.000 habitantes, está ubicado a unos 10 km de Concepción, la zona más perjudicada por el fuerte sismo que dejó un saldo parcial de más de 300 muertos, según los últimos datos oficiales.


Las réplicas del terremoto no cesan aquí y se sienten por lo menos cada 30 minutos, cuando muchos temen que el mar vuelva a azotarlos. "El mar se ha recogido varias veces. En cualquier momento regresa con fuerza", comentó Francisco Jara, quien vive en la parte alta de la ciudad.


La mayoría de los habitantes de Penco prefirió pasar la noche del sábado al domingo en carpas instaladas al borde de una carretera. De mañana, preparaban un desayuno común, aunque con temor de que el mar vuelva a avanzar sobre la zona.


"Tenemos el temor de que el mar vuelva a llegar", dijo Margarita Castro, quien junto a sus padres, hermanos y decenas de pobladores, pasó la noche al pie de la carretera que conecta a Santiago con Concepción, intransitable en muchos lugares debido a los daños en el asfaltado y puentes socavados.


Varios sectores del camino están dañados y la Policía realiza desvíos de automóviles.


Las estaciones de combustible lucen abarrotadas por filas de automóviles cuyos conductores pugnan por llenar sus tanques ante el temor de la escasez.


En el trayecto, algunos se detienen a saludar a quienes acampan y entregar noticias sobre los poblados más alejados. "Dichato (un balneario cercano a Penco) está prácticamente desaparecido. Los barcos están encima de las casas", comentó una mujer, que dice que su hijo recién llego del lugar, que tiene los accesos cortados.


Allí, como en otros lugares del país, la desesperación lleva a la gente a entrar a la fuerza a los supermercados en busca de alimentos y bebidas.


"Tengo cuatro guaguas (bebés)", grita una mujer, mientras se quita el abrigo de lana que lleva para envolver dentro de él varias bolsas de pañales, luego de entrar por un gran ventanal del supermercado Unimarc, que minutos antes los hombres del pueblo derribaron a golpes de palos y piedras.


Otros lanzan botellas de aceite, bolsas de pañales y latas de conservas hacia el exterior por el ventanal roto, mientras que algunos salen con carros llenos de vituallas, frente a la mirada de agentes policiales que no intervienen contra ellos.


Más al norte, ciudades como Curicó y Talca tienen gran parte de su casco antiguo en el suelo. No tenían luz ni agua potable y sus habitantes trabajaban en recoger los escombros. Por la noche, muchos encendieron fogatas y bebieron algo de licor para aplacar el frío.


Los teléfonos celulares funcionan con dificultad, y ha sido el servicio de telefonía fija el que mejor ha resistido el sismo, y a través del cual la mayoría de los ciudadanos logra comunicarse.


 

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