Vecinos de edificio evacuado en Ñuñoa rescatan sus pertenencias

SANTIAGO.- Con un carro de supermercado, Delia Fuentes sacaba esta mañana sábanas, ropa y documentación. Era la tónica de gran parte de la mañana en el edificio “Emerald”  de Ñuñoa, y que fue desalojado anoche ante el peligro que representan los serios daños estructurales a raíz del terremoto del sábado.

“Estoy conmovida porque me angustia esta situación. Son las cosas de toda tu vida. Llevo seis meses viviendo aquí, terminé de arreglar y ¿para qué? Enviudé, compré acá para poder tener tranquilidad y quedé en la calle”, relató entre lágrimas la propietaria de un departamento en el piso 6.

La edificación, que tiene entrada por la calle Irarrázabal y Dublé Almeyda, resultó con serios daños estructurales en cuatro de sus pilares, ubicados en el primer subterráneo y que terminaron con el edificio inclinado unos 20 centímetros.

Lo anterior no sólo determinó su desalojo, sino que también el de un edificio ubicado frente a éste, ante el peligro de una posible caída.

Hoy, en grupos de cinco personas y bajo un estricto chequeo de guardias que impiden el ingreso de quienes no están autorizados, los moradores de las dos torres de 8 y 19 pisos rescatan sus pertenencias a fin de llevarlas al lugar en que ahora se están quedando.

Hasta el sitio llegó el gerente de asuntos corporativos de la inmobiliaria Paz, Nicolás Costanzi, quien aseguró que de acuerdo a los primeros estudios, el lugar es reparable.
 
“Hay tres calculistas que están trabajando de manera independiente. Ofrecimos que la comunidad pusiera otro calculista pagado por nosotros y el municipio también ofreció uno de la Dirección de Obras para que todos evalúen las soluciones que estamos proponiendo, si son reparables, que en primera instancia dicen que es así”, señaló Costanzi.

El gerente corporativo agregó que se están haciendo evaluaciones y que no se puede asegurar que “hubo un ladeo cierto. Sí que hay variaciones, pero no sé su magnitud. Pero ayer hemos decidido evacuar el edificio, así como también el edificio contiguo por un tema de seguridad, porque nosotros no podemos predecir una réplica grado seis o siete”.

En tanto, los vecinos están divididos en si aceptar o no una reparación del edificio y volver a vivir allí o exigir un nuevo inmueble.

“Queremos saber si nos van a reubicar en departamentos como corresponde a los que estamos con amigos o familiares, y a largo plazo si nos van a dar departamentos nuevos. La inmobiliaria sostiene que esto es reparable, el problema es que la gente no quiere vivir en un lugar que ha sido reparado, no quiere vivir acá”, planteó Vilma Retamal.

Antonieta Madariaga, sostuvo que “el arreglo saldría carísimo, así que lo mejor es que lo derrumben y lo reubiquen. Mi departamento es de dos dormitorios y me costó 50 millones. Yo no tengo problemas en cambiarme, pero con las mismas condiciones”.

Mientras que Valeria Jeldrez sostuvo que no desea volver a vivir en el lugar, que quiere que le devuelvan su dinero y que “necesitamos una reparación moral y sicológica de todos nosotros. Esto no tiene nombre”.

A esta hora los vecinos del edificio se encuentran en una reunión con los representantes de la empresa en Las Condes, para dilucidar su futuro en el lugar y escuchar las propuestas de la empresa.