IQUIQUE.- Durante 30 minutos la tensión estuvo al máximo en el edificio del gobierno regional. Y es que pasadas las 14.30 horas un hombre llegó hasta el patio interior del recinto y roció su cuerpo con bencina, amenazando que se quemaría a la bonzo de no ser solucionado un problema.
Después de una reunión con el gobernador Felipe Rojas, el suicida optó por deponer su acción y salió escoltado por carabineros y paramédicos del Samu.
Todo comenzó cuando el taxista Eduardo Bernales llegó a la intendencia junto a un amigo. Luego de ello, tomó un envase plástico con bencina y se lanzó el combustible sobre su dorso. En paralelo mantenía una caja de fósforos y gritaba que se quemaría si no le daban solución a sus demandas. Los funcionarios públicos que a esa hora estaban en lugar no sabían qué hacer y los guardias atinaron a tomar extintores.
Bernales seguía gritando hasta que llegó al lugar el jefe de comunicaciones de la intendencia, periodista Hernán Arriagada, quien lo calmó e instó a iniciar un diálogo en una oficina. Al mismo tiempo, llegó el gobernador Felipe Rojas y todos ingresaron hasta una oficina ubicada en el segundo piso, justo en el acceso que conecta el gabinete regional con la sala del core.
Mientras ello ocurría, carabineros y paramédicos esperaban atentos. Tras una solicitud inicial, el sujeto entregó los fósforos y el envase con bencina.
Durante el diálogo con el gobernador, el taxista Bernales explicó que tiene un sitio en la toma del ex Vertedero, donde vive junto a su pareja, un hijo y tres peruanos. Sin embargo, por razones que desconocía, la policía y funcionarios de la gobernación hicieron desaparecer el sitio y lo anexaron a las viviendas vecinas.
Rojas hizo hincapié en que no podía negociar con amenazas y obligó a que Bernales cesara en sus intentos suicidas. Luego de ello le explicó que todo corresponde a un proceso de regularización de los sitios, lo cual fue consensuado con los vecinos y analizados por carabineros, puestos que los terrenos desocupados eran utilizados por drogadictos y también por bandas que roban autos para esconderlos.
Tras los contraargumentos de Bernales, que sostuvo que nadie le había avisado y que él sí vivía en el lugar, el gobernador se comprometió a analizar su caso y su situación particular recibirá una respuesta el lunes. Con dicho compromiso, el taxista aceptó deponer sus amenazas y salió desde la intendencia junto a paramédicos y carabineros que lo esperaban.