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La pasión de la "Marea Roja" se vivió en todas partes

Vimos el partido en la carpa Parque Bicentenario, donde del éxtasis y la emoción se pasó a una calma temerosa.

25 de Junio de 2010 | 20:45 | Por Camila Vera Falabella, Emol

SANTIAGO.- Si desórdenes, vandalismo, daños y heridos significan ser un buen hincha, entonces no conocemos el verdadero espíritu del entusiasta mundialero chileno. De aquel que llega a reunirse con los suyos en un lugar de encuentro, con una sonrisa en la cara, el gorro tricolor, la peluca y la camiseta infaltable.


Las caras pintadas abundan, en la carpa instalada en Parque Bicentenario, en Vitacura. Hay quienes trabajan, otros que juegan taca taca, futbolito e incluso al Play Station. Todo alrededor de la pelota gigante que, según dicen, ha recorrido el mundo.


Los hinchas entonan extasiados el "CHI", se levantan los ánimos, el público se prende y comienza a cantar los mejores éxitos nacionales. No falta el fan dedicado, ese que llegó hasta con silla propia a ver el partido, con cotillón en mano y la camiseta roja puesta.


Los fans se emocionan al ver a Bravo en pantalla, el suelo tiembla mientras suena melancólica la misma canción que entonamos alentando a la selección que nos representó en Francia 98.


Los únicos que no se emocionan son las guardias y funcionarios, pues ellos deben trabajar y no pueden ver los partidos, pero cuando la suerte los acompaña pueden arrancase a la carpa principal a ver algunos momentos del encuentro.


Bielsa es agasajado con aplausos y los héroes de rojo se esparcen por la cancha. El arco español tiembla en los primeros minutos del partido, la manada se pone nerviosa. Después del error de Bravo y de la defensa, todas las cabezas se agachan simultáneamente en signo de negación.


Tras el segundo gol de España, el público no se vuelve a prender, y al finalizar el primer tiempo la gente se muestra calma y rendida. Pero el gol de Chile que abre el segundo tiempo logra revivirlos.


A ratos los espectadores se asustan y sufren la falta de un hombre nacional, pero al igual que los jugadores, ellos miran con ansias las imágenes y ruegan por el segundo gol, se lo piden a gritos a los héroes nacionales y más de alguno le ruega en secreto a Bielsa que por favor se lo concediera.


Tampoco faltaron durante el partido los tecnológicos, quienes revisaron incesantemente sus teléfonos celulares, asegurándose de que por ningún motivo Suiza fuese a anotar un solo gol ante Honduras.


Termina el partido. La escuadra nacional perdió su batalla, pero Suiza y Honduras empataron. Chile logra calificar para la próxima ronda mundialera, el público celebra, pero puede saborear la derrota. El ánimo sigue ahí, incandescente, para alentar a La Roja en su próximo encuentro, nada menos que ante Brasil.

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