Según ha trascendido, Elgueta podría recibir una anotación en su hoja de vida y no podría postular a otro cargo público por un cierto periodo de tiempo.
Héctor Yáñez, El MercurioSANTIAGO.- Por 18 votos contra 9, el pleno de la Corte de Apelaciones de Santiago decidió abrir una investigación disciplinaria por tráfico de influencias en contra del ministro Emilio Elgueta, en medio de una causa por violencia intrafamiliar y de una disputa por el régimen de visitas y tuición de sus hijos con su segunda cónyuge, Alejandra Rebolledo.
La decisión se adoptó luego que el magistrado presentara un informe con sus descargos, explicando el llamado telefónico que realizó al titular del 8° Juzgado de Garantía, Luis Avilés un día después de denunciar la agresión de su ex mujer.
En el texto también debía responder sobre llamados al fiscal Matías Moya, jefe de la Fiscalía de Flagrancia y Violencia Intrafamiliar de la zona oriente, por quien votó para elegir al fiscal regional Centro Norte y que intervino también en su causa.
El presidente del tribunal de alzada, Juan Manuel Muñoz, señaló que "la investigación se realizará en el más breve plazo". El ministro estará a cargo del proceso indagatorio que se realizará de acuerdo a las instrucciones del "acta 129-2007 de la Corte Suprema sobre procedimiento para investigar responsabilidad disciplinaria de jueces y funcionarios judiciales".
La posible irregularidad en que incurrió el magistrado quedó al descubierto debido a que el 27 de julio el juez Avilés, dejó escrita una constancia en la que señaló que Elgueta lo llamó dos horas antes de que se decretaran medidas judiciales contra su segunda pareja por haberlo agredido.
Esto por un incidente ocurrido frente al colegio de sus hijos, United College, en Providencia, en que, según la fiscalía, Rebolledo lo golpeó en el tórax con golpes de pies y puños.
Tras ese episodio el juez descartó pedir la prisión preventiva de la mujer, como pedía la Fiscalía, por considerarlo una medida desproporcionada. No obstante, se le decretó prohibición de acercarse a la víctima.