COPIAPÓ.- Cinco horas después de que se supiera que la máquina T-130 había roto fondo en la mina San José, llegó hasta el lugar el denominado "minero 34", Gino Cortés, quien perdió parte de su pierna izquierda en un accidente ocurrido semanas antes del derrumbe del 5 de agosto.
El ex trabajador del yacimiento planteó que había llegado al lugar porque sus ex compañeros están a punto de salir del fondo de la mina.
"Ya están listos. Yo creo que ellos ya están saboreando el sol, la brisa, el viento que es lo que más se extraña cuando uno está dentro de la mina. Salir, ver el túnel, ver la luz. Y ellos lo van vivir. Para mí es un gran aliento para seguir luchando contra mi discapacidad y porque se haga justicia por todo este mal manejo de la mediana minería", dijo tomado de sus muletas y sentado junto a familiares de los mineros.
Agregó que a su juicio los 33 mineros van a salir "más hombres desde el fondo de la mina y con una historia para contar para toda su vida. Con el orgullo de demostrarnos toda la fuerza del minero chileno, de sobrevivir a estas circunstancias".
A juicio de Cortés, la mina San José debió haber estado cerrada, porque "las condiciones de la falla geológica que cruza la mina no era apta como para meter gente a trabajar. Siempre se hablaba de un tajo abierto para evitar que se metiera la gente, pero parece que no había presupuesto".
“Nosotros sabíamos que en cualquier momento la mina podía sufrir un derrumbe de mayor proporción. Es decir, nosotros sabíamos que a cualquiera de los cuatro turnos le podía haber tocado este derrumbe”, sostuvo.
Planteó que pese a que sabía los riesgos a que se exponía, debía trabajar igual porque "tenía que llevar el sustento a mi casa".
“La rabia que da es que por error de otras personas uno sufre un accidente, un error de personas que tienen cargos altos, que tienen que controlar, evaluar las situaciones y después meter a los trabajadores adentro”, finalizó.