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Monseñor Ezzati: Un negociador por excelencia al frente de la Iglesia Católica chilena

El nuevo arzobispo de Santiago, que obtuvo la nacionalidad chilena por gracia en 2006, es definido como un hombre facilitador de los diálogos sinceros y cercano al secretario de Estado Vaticano, Tarcisio Bertone.

15 de Diciembre de 2010 | 10:22 | Emol
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Felipe Ignacio González, El Mercurio.

SANTIAGO.- Un hombre inteligente, facilitador de los diálogos sinceros, distante del conservadurismo, de fuerte carácter y amigo del secretario de Estado Vaticano, Tarcisio Bertone, es el nuevo arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati.


Así al menos lo afirman quienes han conocido de cerca a este sacerdote nacido en Vicenza, Italia, el 7 de enero de 1942 y que a los 17 años llegó a Chile, donde ingresó al Noviciado de la Congregación Salesiana ubicado en Quilpué.


Aunque recién este año su nombre alcanzó mayor notoriedad en la opinión pública debido al rol que jugó para poner fin a la prolongada huelga de hambre mapuche, en el país ha desarrollado una extensa labor eclesiástica desde que el 18 de marzo de 1970 fue ordenado sacerdote salesiano.


Valdivia, Concepción y Santiago han sido algunas de las ciudades donde ha puesto a disposición de los fieles católicos sus conocimientos como teólogo, filósofo y profesor.


Gracias a esto y a su poder negociador, las máximas autoridades de la Iglesia Católica le han encomendado diversas responsabilidades.


Así, en 1996 fue nombrado obispo de Valdivia con el lema episcopal "Para evangelizar"; cinco años más tarde fue designado obispo auxiliar de Santiago, lo que le permitió estrechar lazos con el cardenal Francisco Javier Errázuriz; y en 2007 asumió como obispo de Concepción, meses después de haber obtenido la nacionalidad chilena por gracia.


Desde entonces ha debido mediar en diversos conflictos laborales y étnicos, siendo uno de los más complejos el ayuno mapuche, en medio del cual no dudó en advertir a La Moneda que si no se tomaban medidas urgentes, ese movimiento podría terminar con un muerto.


Sólo semanas más después de concluir esta huelga debió realizar gestiones para que una treintena de mujeres depusiera el ayuno que inició al interior de la mina "Chiflón del Diablo", en Lota, en protesta por el término de los empleos de emergencia del Cuerpo Militar del Trabajo.


Todas estas características le valieron también para integrar, en 2008, la comisión vaticana encargada de revisar el accionar de la Congregación de Los Legionarios de Cristo y para ser elegido, en noviembre de 2010, como presidente de la Conferencia Episcopal de Chile.

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