MADRID.- El Presidente Sebastián Piñera afirmó que la decisión de acometer en octubre pasado el rescate de los mineros en Atacama "fue mucho más fácil" de lo que se cree, "sabiendo que había treinta y tres vidas en juego y que el único capaz de tomar esa responsabilidad era el Gobierno".
De este modo responde el gobernante chileno a un cuestionario del diario español "El Mundo", que hoy publica un suplemento dedicado al "Campamento de la esperanza", el centro operativo que armaron los familiares de los 33 mineros a la espera de su rescate.
A una pregunta sobre la decisión de afrontar el rescate, Piñera recuerda que se enteró del accidente durante un viaje a Ecuador y que, tras contar con "un diagnóstico claro del accidente" y "perfecta conciencia de que era una situación muy seria" con 33 personas atrapadas, "la opción era muy simple: o la asumía el Gobierno, o no la asumía nadie".
"Asumimos en plenitud" la responsabilidad y el compromiso del Gobierno, dice el Presidente, quien añade: "Los íbamos a buscar como si fueran nuestros hijos, hasta el fin del mundo, hasta el fin de los tiempos".
Tras relatar que la búsqueda fue infructuosa durante 17 días y después de haber sido efectuadas 17 perforaciones, Piñera recuerda que el domingo 22 de agosto se supo que los mineros estaban vivos.
Piñera reconoce que había escépticos dentro del Gobierno y en los medios de comunicación, pero rememora su posición: "Bastaba que existiera la posibilidad de que estuviesen vivos, por baja que fuera, para que Chile se comprometiera al cien por cien con su búsqueda y rescate".
"Por muchas razones -dice el Presidente- , entre otras, porque había 33 vidas en juego y porque era importante mostrarle al país el valor que nuestro Gobierno le asigna a la vida humana".
Según el Presidente, sintió "una gran emoción, una alegría inmensa" en el momento en que salió a la superficie Florencio Ávalos, el primer minero rescatado. "Constatamos que, después de 69 días de tanto trabajo, el operativo había dado frutos".
A una pregunta acerca de si considera que la imagen de Chile cambió tras ese episodio, Piñera dice que fue "de las pocas grandes noticias que fue una buena noticia. Después de 70 angustiosos días, Chile demostró que cumple sus compromisos, que nunca se rinde ante la adversidad, que jamás abandona a su gente".
Del Campamento Esperanza, Piñera destaca "la fe inquebrantable de todos los familiares", la esperanza, "que no sólo dio nombre al campamento, sino que fue tan fuerte que mantuvo la misma emoción en todos los chilenos", y la unidad y solidaridad con que permanecieron los familiares.
El presidente destaca que ese accidente minero dejó unas lecciones muy claras para episodios semejantes, que son "actuar muy rápido", "actuar con convicción y con unidad" y "buscar ayuda" en todos los rincones donde esa ayuda pueda estar, "tocar todas las puertas".
El suplemento del diario "El Mundo" está dedicado al "Campamento Esperanza" como Ciudad del Año 2010 y dedica varias páginas a explicar con textos y gráficos los dos meses que permanecieron los mineros a 700 metros bajo la superficie y cómo se consiguió rescatarles.