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Los secretos del lucrativo negocio de las chapitas políticas

En menos de una hora se pueden fabricar miles de distintivos con las frases que se les ocurran a los políticos. Hasta Obama recurrió a las pymes chilenas para su campaña.

24 de Junio de 2012 | 19:09 | Por Leonardo Núñez, Emol

SANTIAGO.- ¿Qué han tenido en común las campañas del Presidente Sebastián Piñera, Marco Enríquez-Ominami, Michelle Bachelet y Barack Obama? Además de lo evidente, hay un dato que no deja de llamar la atención: todos ellos han recurrido a la misma persona para que les fabrique chapitas para sus respectivas candidaturas presidenciales.

Se trata de Alberto Calera, que a puro ñeque logró levantar Pinmanía, una pyme ubicada en la comuna de Recoleta que se ha especializado en producción de artículos para campañas políticas.

"No somos partidarios de nadie, nosotros sólo trabajamos y a todos, de derecha o izquierda, les cobramos lo mismo", cuenta este emprendedor a Emol.

El único requisito es pagar 50% por adelantado y el otro 50% una vez entregado el material. "Es el consejo que le doy a los que empiezan en este negocio. Yo aprendí después de pasar diez meses cobrándole a un político", dice entre risas. "Y si no cobraste antes y el candidato perdió, olvídate. Regálale el material. No te va a pagar".

Los que más gastan y las apuestas para lo que viene


Pese a los temores por la crisis económica que afecta a Europa, el negocio del merchandising político se apronta a vivir en Chile su mejor época por las próximas elecciones municipales y presidenciales, que se vislumbran como las más disputadas del último tiempo, según el análisis de quienes fabrican gorros, tazones, poleras, banderas y, por supuesto, las famosas chapitas para los candidatos.

Pinmanía vendió 300 millones de pesos en las elecciones que ganó el Presidente Sebastián Piñera. Y con tantos precandidatos dando vueltas, espera superar ampliamente esa cifra en 2013.

"Eduardo Frei fue el que más fuerte invirtió en la presidencial pasada, nos demoramos en cobrar porque nos acogimos a la Ley Servel, que te paga después de comprobar cuántos votos sacaste y de si efectivamente el dinero se invirtió en la campaña", explica Calera.

Este microempresario ha tenido una larga relación con las candidaturas del senador DC. Partió con un pequeño local en una estación de metro, tras vender el auto de su esposa, inversión que en un comienzo perdió. Pero de a poco empezó a ver los frutos del trabajo: en 1993 el comando el comando del entonces senador por Santiago Oriente se acercó a él para encargarle su primera partida de chapas e insignias.

Hoy es un especialista en el tema. Le da trabajo a 22 personas y tiene 400 mil chapas en stock para ser utilizadas en cualquier momento. Y es que hasta del extranjero le encargan su producto. Para las últimas elecciones de Estados Unidos, la embajada de ese país le pidió 10 mil chapas, 5 mil de Barack Obama y 5 mil de John McCain. "Las querían para repartirlas entre los americanos que residen en Chile. Así hacen campaña ellos. Todo muy ordenado", recuerda Calera.

Es tanta la profesionalización que ha alcanzado el negocio, que en menos de una hora se pueden fabricar un volumen importante de chapas con las frases que se le ocurran a los políticos, como pasó en el último mensaje presidencial del 21 de mayo, en que Gobierno y oposición protagonizaron una singular guerra de chapitas por los canales de TV.

Pero tampoco hay que tener tantos equipos ni dinero para partir en el rubro. Eso le quedó muy claro a Manuel Acevedo tras participar como candidato en las pasadas elecciones de concejales por Santiago. No ganó, pero la experiencia le permitió advertir que en las ventas de productos políticos había un nicho que podía explotar. Junto a su hermana Sandra, una publicista de profesión, creó la microempresa Cubo Gráfico y apostaron por candidatos de todos los bolsillos.

"Siempre me ha interesado el marketing político y la necesidad de abaratar costos para las campaña. Si no tienes redes, los gastos se te incrementan enormemente", explica Acevedo.

Las máquinas para el ensamblaje cuestan cerca de 180 mil pesos. Se importan desde China, al igual que las chapas. (En este video se muestra cómo es el trabajo de armado).

"El diseño lo podemos hacer nosotros o usamos el que nos trae el candidato. No cobramos por ello", señala. A un mes de las elecciones municipales, Cubo Gráfico ya tiene ochos candidatos que han contratado sus servicios. La precandidata DC Ximena Rincón también les encargó un pedido.

El costo mínimo de una chapa, como la clásica de 5,5 cms, es de 150 pesos. Mientras mayor sea el volumen, más baja el precio.

"A las personas les gustan las chapas, los niños pueden jugar con ellas. En cambio el volante y la documentación los desechan. Cuando fui candidato, me di cuenta de eso", dice Acevedo. "Las chapitas son más fáciles de poner y sacar por si no quieres que te vean apoyando a alguien", agrega Alberto Calera.

Respecto de sus preferencias políticas, ambos microempresarios prefieren omitirlas. "A mí me da lo mismo quién gane la próxima presidencial", dice Calera. "Tendré que trabajar igual. Sólo que con uno pagaré menos impuestos y con el otro, más", concluye entre risas.

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