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Santiago: Martes 14 de mayo del 2024 | Actualizado 13:24
SANTIAGO.- "Perder plata. Eso es lo único que se va a conseguir con la nueva ley. La represión no es la forma".
Así reclamaba el economista liberal Álvaro Bardón en 2006 cuando se alistaba a entrar en vigencia una nueva ley que restringía el consumo del tabaco, obligando a tener ambientes exclusivos para fumadores en los restoranes. "Si las enfermedades se curaran prohibiéndolas en los restoranes, no hay problema. Pero no es así", enfatizaba Bardón.
Si el economista hoy estuviera vivo, tendría un duro round con el ministro Jaime Mañalich: esta semana la comisión de Salud del Senado aprobó una serie de indicaciones que endurecen la Ley Antitabaco.
El proyecto, que quedó listo para ser votado en la Cámara Alta, ha recibido duras críticas. De aprobarse, estará prohibido fumar en cualquier espacio cerrado, incluyendo lugares privados de acceso público, establecimientos educacionales, pubs, discotecas, y restaurantes. Tampoco se podrá vender tabaco con sabores añadidos, como los cigarros mentolados; ni fumar en espectáculos musicales, culturales y deportivos.
¿Un país dictatorial?
Lo que más ha sacado roncha en el mundo artístico, es que no se podrá mostrar en el cine y la TV local cualquier publicidad indirecta que induzca al consumo del tabaco. Esto, basado en estudios que señalan que un 44% de los adolescentes comenzaron a fumar influenciados por las películas.
Los fumadores famosos saben que es un vicio dañino, pero reclaman que la legislación atenta contra su libertad. "El proyecto raya en lo inconstitucional y sólo se aplica en una sociedad autoritaria y fundamentalista en la pretensión de terminar con el vicio del cigarrillo a través de disposiciones legales ajenas al sentido común", señala el ex senador socialista Ricardo Núñez.
"Creo que hay que reponer la posibilidad de que los fumadores puedan acceder a los restoranes a condición de que se respeten las normas que la ley establece para objeto de no molestar a los comensales que no fuman. Hay que ser equilibrado en la vida. El proyecto de (los senadores) Girardi y Rossi me parece una exageración", agrega.
La escritora Marta Blanco, que gusta de fumar mientras trabaja en sus textos, no duda en afirmar que el proyecto refleja que Chile "es un país completamente dictatorial".
"No se nos ha quitado. Me gusta fumar y no me gusta fumarle encima a nadie. Pero hay una diferencia entre poner un letrero que diga 'en este restorán no se fuma', a generar esta cosa estatal", alega.
También apela al sentido común. "Personas han muerto de cáncer de pulmón sin haber fumado nunca... Si es mentira lo que nos están contando. Nunca se puede limpiar esta ciudad. A lo más pasa que el polvillo de smog baja cuando llueve y queda aplastado. Pero en cuanto se seca, sube de nuevo. ¿De qué sirve entonces que se prohíba fumar si Santiago es la ciudad más sucia que hay?".
La escritora también dispara contra el senador Rossi. "Va a prohibir fumar, pero sin embargo Fulvio va a permitir que la gente fume marihuana. ¿Quién piensa en este país? Para pensar se necesita oxígeno y resulta que Santiago está con smog 280 o 300 días al año... No se puede respirar aquí".
La actriz Delfina Guzmán defiende a Rossi marcando diferencias entre la marihuana y el tabaco: "No encuentra que haya una contradicción de Fulvio. En el ámbito personal uno puede hacer lo que quiera, pero la salud de las personas es otra cosa".
Lo que no acepta es terminar con la aparición del cigarro en el arte. "Con la cultura no debe meterse ni el Papa. Es lo más importante que tiene un país y venir a dosificar que es lo que se hace y no, es la censura más asquerosa", enfatiza.
El senador Núñez admite, eso sí, que en su caso fue una "buena decisión" haber logrado dejar el cigarro tras décadas de vicio. "Lo recomiendo, pero que nadie lo imponga. Fue producto de mi voluntad y de saber que el tabaco es efectivamente dañino".
En los últimos años se han endurecido las leyes contra el consumo de tabaco, provocando la ira de los fumadores. Aquí, los argumentos que han dado.
Claudio Borghi (entrenador): "Fumo desde los 20 años. Y si no se va a poder fumar en los malls, simple: no voy más a un mall. Yo no oculto lo que me gusta hacer y no me privo de ello, siempre y cuando no me traiga problemas y sin ser irrespetuoso".
Jorge Burgos (diputado): "Trato de no fumar en lugares donde haya gente que no fuma. Así que estoy preparado para la ley. La discusión de si la fiscalización la debe hacer Carabineros no tiene sentido, porque cuando en un mall alguien sea visto fumando, será repudiado por la misma gente".
Gonzalo Contreras (escritor): "Hay mucha histeria de los fumadores pasivos. Creo que dicen muchas torpezas, como que un fumador pasivo fuma más que un activo. Eso no lo creo. Me preocupan los restoranes. Este tema les va a causar mucho daño, sobre todo a los pequeños. Perderán muchos clientes. Por ejemplo, como a otras personas, a mí me encanta fumar después de la comida (...) Al menos en mis talleres literarios se seguirá fumando".
Camilo Marks (crítico literario): "Las leyes han sido hechas para violarlas, sobre todo en Chile, donde existen resquicios legales. Me las arreglaré bastante bien, sin agredir, pero sin permitir que me ataquen, por dar un severo cumplimiento a unas normas inspiradas en la peor legislación del mundo (la norteamericana)".
Rafael Cavada (periodista): "Fumo dos cajetillas diarias. Y cuando me den ganas de fumar, saldré a la calle a hacerlo, como en cualquier país civilizado. Los demás no tienen por qué padecer los rigores del vicio de uno. Sé que me perjudica, pero sé que todo placer tiene su precio".
Cristián Labbé (alcalde): "Consumo una cajetilla al día, tranquilito. Y no sé si con la ley disminuiré mi consumo... Debería dejarlo, pero fumo desde los 13 años. En mi oficina privada podré hacerlo. Claro que en el edificio consistorial y oficinas municipales quedará prohibido".
