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Claudio Orrego: "No haber competido en primarias habría sido una derrota definitiva para la DC"

El ex abanderado habla por primera vez luego de su tercer lugar en las elecciones opositoras. Dice que hay que tener cuidado con las altas expectativas que se han creado en torno a la candidatura presidencial de Michelle Bachelet.

03 de Agosto de 2013 | 07:24 | Emol
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Claudio Orrego.

Archivo, El Mercurio
SANTIAGO.- El ex candidato Claudio Orrego (DC) habla por primera vez tras su derrota en las elecciones primarias de la oposición.

En entrevista con El Mercurio recuerda que el sábado anterior a las primarias lo llamó por teléfono una persona que no conocía y que le vaticinó tres cosas. La primera era que al menos uno de los candidatos que ganaría al día siguiente no llegaría a las elecciones de noviembre. La segunda, era que él tenía un gran futuro político pero que, tercero, al día siguiente le iría muy mal en la elección.

"Y haber salido tercero es una derrota grande y dura", comenta hoy, un mes después de haber logrado un 8,85% en las primarias opositoras, detrás de Michelle Bachelet (73,06%) y Andrés Velasco (13,01%).


-¿Qué ha hecho en este mes?


-Me tomé tiempo para mí. Me fui cuatro días solo, en silencio personal. Luego viajé una semana fuera con mi señora (a Colombia), y después una semana con los niños al campo. Son los tres hitos en el proceso de reencontrarse, de meditar y volver a recuperar la paz. Cuando uno está derrotado, uno está dolido y enrabiado, y debe encontrarse con el sentido último de lo que hizo y mirar hacia delante. Hoy me declaro con muchas preguntas respecto de la política chilena, el futuro del país, y en eso estoy, armando un poco mi vida. Ya tengo algunas definiciones, al menos preliminares.


-¿Cuáles son algunas de ellas?


-Yo creé una corporación que se llama Nuevos Imposibles, y voy a darle una proyección en el sentido de formar nuevos líderes políticos, tanto en el mundo social como juvenil. Segundo, voy a apoyar la campaña de Michelle Bachelet y la de varios candidatos nuevos de la DC. Lo tercero es aprovechar de documentar las cosas que he aprendido. Tanto políticamente como de algo que va a ser clave para el futuro de Chile, que es la importancia de los gobiernos locales y de temas tan transversales como la participación ciudadana.


-¿Tiene pensado algún rol que pueda asumir en el comando de Bachelet?


- Independiente de que tenemos una conversación pendiente con Michelle Bachelet, tengo absoluta certeza de que le va a faltar gente que esté dispuesta a contribuir, y yo espero ser uno de ellos. Las campañas se juegan en el territorio. La voluntad está, pero reitero, esta es una campaña en que van a sobrar coroneles y van a faltar soldados, y yo prefiero hacer mi aporte desde el terreno, que es donde se ganan las elecciones.


-¿Esperaba un resultado como el que se dio en las primarias?


-No. Haber salido tercero fue una derrota grande. Salir tercero fue una derrota dura, pero no haber competido habría sido una derrota definitiva para la DC. Pero aun sabiendo el resultado, volvería a dar la pelea. Lo que está claro es que saber perder en la vida es como el preámbulo de aprender a ganar. Nosotros tuvimos una derrota dura, no lo esperábamos, y sin embargo actuamos con dignidad, con coherencia y con humildad. Siento que esta candidatura representó una ética de la política de las convicciones por sobre el pragmatismo.


-Cuando habla de los errores, ¿a qué se refiere?


-Esta derrota no es huérfana, porque el primero en asumir su responsabilidad soy yo. Nunca logramos dimensionar algo que sabíamos a medias, que era el tremendo liderazgo de Bachelet. Cuando uno compite, trata de diferenciarse, pero cuando hay un liderazgo tan brutal, tan transversal, es muy difícil. Segundo: tuvimos una mala interpretación del diagnóstico electoral, que derivó en muchos errores en el diseño de campaña. Yo hubiera apostado mi cabeza a que aquí no votaban más de 800 mil personas o, con suerte, un millón. Y cuando votan tres millones de personas, tú no puedes hablarle a un nicho, tienes que hablar a Chile entero. Entonces, hicimos una campaña hipersocialcristiana. Tercero: creo que subestimamos el desprecio que había por las instituciones políticas. Si tú sumas estas tres cosas y ves nuestra campaña y ves los resultados... nos equivocamos.


-¿Qué temas siente que se exacerbaron? ¿Qué cambiaría?


-Por ejemplo, el hablar más explícitamente de lo socialcristiano. El error que reconozco es que hicimos una campaña muy centrada en lo socialcristiano. Lo otro es un tema evidente: no hay personas que no se den cuenta de que las principales críticas a mi campaña siempre vinieron del lado propio. La suma demostraba que no había un partido unido, comprometido, ni con convicción detrás de mi candidatura. Es muy difícil, con un candidato tan identificado con un nicho determinado como Andrés Velasco y con un nivel de conocimiento muy superior al mío, dar esta pelea, con el frente interno tan desarmado.


-¿Va a expresar algo en el partido respecto del conflicto interno que vivió?


-No, no voy a hacer ninguna demanda de paternidad, porque no quiero aparecer como el mal perdedor que no reconoce sus errores. Aquí no solo hay gente que no me apoyó, lo que ya es duro, o gente que podía hablar a favor tuyo y que prefirió quedarse callada, hubo gente que habló sistemáticamente en contra mío. Y hay dirigentes que abiertamente apoyaron a otros candidatos. Eso duele, claro que duele, significa pasar más allá de ciertos códigos mínimos de lealtad interna.


-¿A quiénes se refiere?


-Insisto, no voy a hacer demandas de paternidad.


-¿Qué le parece el documento crítico en el que se señaló que grupos sectarios del partido retrotrajeron la discusión valórica medio siglo atrás?


-Los que han sido más públicos en sus críticas nunca las hicieron durante la campaña, lo que hubiera sido una gran contribución. Muchos de ellos fueron invitados sistemáticamente, sin participar en las instancias de campaña.


-¿Esto es lo más duro de su vida política?, ¿más aun que la temprana salida del gabinete de Ricardo Lagos?


-No, no fue tan duro. Lo de Lagos fue peor. Dentro de todo, ahora yo tenía la posibilidad de perder. Y en estricto rigor, yo nunca estuve arriba de Andrés Velasco. Siempre me ganaba en 30% de conocimiento. Pero claro, uno pensaba que iban a votar unas 300 mil personas y yo decía, ahí la popularidad no es tan importante.


-¿Cuál fue el momento más difícil de esta campaña?


-Me dolieron las críticas públicas que hacían muchos de los dirigentes a mi campaña... y la foto, y los afiches, en fin. Más allá de la disidencia DC, me dolió la gente que siendo cercana no se molestó en hablar públicamente y jugársela por esta campaña, por razones que me parecen inexplicables; pero algunas tienen que ver con no enemistarse con quien obviamente iba a resultar ganador. Eso fue lo que más me dolió, porque de fierro no soy.


-¿Descarta volver a ser candidato presidencial?


-Después de este aprendizaje, uno no descarta nada. Uno tiene que ser capaz de leer los signos de los tiempos, como también los signos personales. Jamás lo descartaría a priori, por razones obvias, porque hay un aprendizaje y un liderazgo. Ese liderazgo se puede consolidar y crecer, o enfriarse y desvanecerse. Eso va a depender de lo que yo haga en los próximos años y de cómo se comporte el fenómeno político. Se están redefiniendo las formas de participar en política en Chile. Los partidos que tienen más años deben repensar muy profundamente sobre el riesgo de ser superados por otras formas de hacer política, como los movimientos. Los partidos son fundamentales, pero veo signos de crisis por todos lados.


-¿Qué le parece que Claudio Arriagada haya reconocido su homosexualidad?


-Lo conozco hace muchos años, cuenta con todo mi apoyo, porque ha hecho un acto muy valiente.


-¿Y sobre la crítica que él hizo al mensaje "conservador" de la campaña?


-Él está lejos de creer que esa fue l

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