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El vuelco en el crimen del niño de Calama que terminó con su padrastro como sospechoso

El cuerpo de Mateo Riquelme (2) fue hallado a 20 centímetros bajo tierra en una quebrada en el desierto. Durante 12 días su familia atribuyó su desaparición a un secuestro.

21 de Diciembre de 2014 | 08:51 | Por Andrea González Schmessane, Emol
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Durante la formalización de ayer, el padrastro y la tía quedaron en prisión preventiva mientras dura la investigación.

El Mercurio

SANTIAGO.- Lo secuestraron mientras jugaba en la plaza 21 de Mayo en Calama. Esa fue la versión preliminar que la familia de Mateo Riquelme, el menor de 2 años que desapareció el 6 de diciembre, entregó a la policía para pedir ayuda y lograr dar con su paradero.


Sin embargo, la historia dio un rotundo vuelco cuando la tarde del martes su padrastro, Cristián Riquelme, entregó las coordenadas para encontrar el lugar donde se hallaban sus restos tras fallecer por un trauma craneoencefálico, según establecieron los primeros peritajes realizados por el Servicio Médico Legal de Antofagasta.


Fue durante la reconstitución de escena que ordenó la Fiscalía Local cuando el obrero, ahora en prisión preventiva imputado por el delito de parricidio, confesó haber enterrado al menor luego que éste, según su declaración, cayera de una escalera y falleciera.


Su tesis ha sido mantenida hasta ahora, pero la Fiscalía maneja otra hipótesis que ha cobrado relevancia.


De acuerdo a los antecedentes reunidos en la investigación, Cristián Riquelme Araya vivía con el hijo de su pareja, Karen Tejada, a quien reconoció y le dio su apellido.


Al momento de los hechos, Mateo tenía dos años y 5 meses y en su corta vida había adquirido la rutina de cambiar de domicilio constantemente producto de los ingresos a centros penales de sus padres por diversos delitos.


Actualmente se encontraba a cargo de su tía Carolina Riquelme, quien el viernes fue formalizada junto a su hermano por obstrucción a la investigación y parricidio respectivamente.


A ambos la Fiscalía de Calama les atribuyó responsabilidad en la muerte del menor cuyo cuerpo fue encontrado 12 días después a 20 centímetros bajo tierra en una quebrada en el desierto.


Frustrado encuentro


Según la indagación de la fiscalía, la noche del 5 de diciembre, el pequeño Mateo se reunió con su padrastro y al día siguiente se reencontraría con su madre, quien también abandonaba la cárcel tras pasar 30 días detenida por el delito de hurto.


Los tres se reencontrarían en la pieza que Riquelme había arrendado en una casa en Calama en un segundo piso con una escalera de no muy fácil acceso, la misma que el obrero señaló como el lugar donde supuestamente el pequeño sufrió el accidente que le ocasionó la muerte.


Pero el encuentro no se concretó.


Vecinos del lugar señalaron a la Fiscalía que ese 6 de diciembre -día en que se denunció su pérdida- se oyeron gritos y a Riquelme enojado con el menor, sin embargo, nadie vio al hombre golpear a Mateo ni menos alguna caída por la escalera, como ha sostenido el imputado en la indagatoria.


Ira contra el pequeño


La hipótesis del Ministerio Público ha establecido que el padrastro y principal sospechoso del crimen se habría enojado con el pequeño y en ese contexto, lo habría golpeado hasta matarlo.


Así, al menos, puede desprenderse del informe preliminar de autopsia del Servicio Médico Legal que descarta cualquier lesión producto de una caída.


La tesis de Riquelme, sin embargo, asegura que el pequeño cayó por la escalera. Según su declaración, tras el accidente llamó asustado a su hermana Carolina, quien llegó hasta el sitio del suceso para ayudarlo.


Cuenta que fue la mujer quien le recomendó contactar a dos colombianos que los ayudarían a ocultar el cuerpo, versión que luego fue descartada por el ente persecutor cuando Riquelme señaló el lugar clave para hallar el cuerpo del menor y reconoció haber enterrado sus restos.


Carolina Riquelme, por su parte, descarta cualquier participación en el hecho.


La investigación que sustancia el fiscal Raúl Marabolí, sin embargo, continúa las pesquisas para establecer si la mujer presenció o no el crimen previo a presentar la denuncia por secuestro con antecedentes falsos.


Ello, porque aseguró a la policía haber estado jugando con el menor en la Plaza 21 de Mayo cuando le perdió el rastro, describiendo -incluso- los lugares y objetos que al niño le habrían llamado la atención ese día.


Pero su relato perdió validez cuando su hermano, un día después de atentar contra su vida en la cárcel, reveló haber enterrado el cuerpo del menor al fondo de la quebrada de Quetena, en el límite urbano de Calama.


Y el caso, dio un vuelco rotundo y de víctima, se convirtió en victimario.


Ahora, Riquelme enfrenta una pena que va desde los 15 años y 1 día hasta presidio perpetuo calificado, es decir, 40 años de cárcel para luego poder optar a algún beneficio carcelario.


Mientras, la policía y el Ministerio Público se encuentra trabajando para establecer la identidad de una segunda persona que habría participado en el crimen y que se presume sería una mujer.


Los hermanos Riquelme, en tanto, deberán continuar privados de libertad, al menos, durante los próximos 120 días de investigación, que además fue declarada secreta tras la detención de la única mujer sospechosa en la causa.

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