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La sorprendente historia de las abuelitas que dieron la PSU: "No queremos más guerra"

Pese a que ni siquiera habían terminado la enseñanza media, Pastoriza y Sabina, dos hermanas de 84 y 77 años, se propusieron completar sus estudios y rendir el complicado test.

26 de Enero de 2015 | 07:59 | Por Ramón Jara, Emol

SANTIAGO.- El pasado 1 de diciembre, junto a miles de jóvenes que ese día se jugaban su futuro, dos abuelitas, Pastoriza y Sabina Cornejo Lisboa, de 84 y 77 años, llegaban a rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU).


Pese a que hasta hace poco ni siquiera habían terminado la enseñanza media, en una muestra de sacrificio y orgullo, lograron ponerse al día para someterse a este exigente proceso.


Casi dos meses después, lejos del ajetreo de esos días, estas hermanas oriundas de LAs Cabras, en la Sexta Región, repasan ese importante momento en sus vidas.


"Yo no iba a dar la PSU, pero mis hijos me dijeron 'dela, mami, dela, nunca más va a tener esta oportunidad', así que me atreví a darla", cuenta Sabina, quien asegura que fue el apoyo de su familia lo que la motivó a seguir adelante con este desafío.


Dice que cuando dio la prueba sus hijos la felicitaron y se sintieron orgullosos. "Pa’ qué le cuento, me invitaron a comer en la noche con todos mis nietos y bisnietos", recuerda la mujer, quien es madre de tres hijos, con seis nietos y cinco bisnietos.


Cuenta que la asignatura que más le gustaba era Historia, "pero, sabe, no me fue muy bien". Aunque, lejos, lo más complicado fue Matemáticas, porque "era todo nuevo". "Nos sabíamos las tablas, sumar, restar y dividir, como antes, pero ahora es todo nuevo (...) Había cosas que yo no había visto nunca, así que contesté lo que sabía", señala.


Si bien no lograron buenos puntajes (Sabina obtuvo 299 puntos en Lenguaje, 389 en Matemáticas y 310 en Historia, mientras que Pastoriza registró 189 puntos en Lenguaje, 279 en Matemáticas y 319 en Historia), ambas quedaron felices y orgullosas de lo logrado.


Sabina asegura que nunca su intención fue continuar estudiando, "porque yo con mis años no iba a seguir, pero fue súper bueno (dar la PSU), me sentí muy bien (…) Me siento orgullosa y mis hijos también".


En tanto, Pastoriza, su hermana mayor, admite que rindió la PSU "por tener el honor de haberla dado". Cuenta que "años atrás, yo di exámenes libres, había terminado las humanidades y tenía distintos diplomas: de corte y confección, de peluquería y belleza, y me ha gustado siempre participar".


Es más, revela que pudo haber seguido estudiando, porque el NEM le subían su puntaje ponderado: "Me dijeron que con mi promedio 6,6 (727 puntos de NEM y 798 en el ranking) me subía el puntaje, y que podía seguir estudiando, pero no quiero más guerra, ya estoy vieja, tengo 84 años y tuve que estudiar mucho para dar la PSU", confiesa.


Afirma que "por el puntaje y todos los logros que he tenido, me han felicitado cualquier cantidad y con eso me basta. No quiero seguir estudiando más".


El sacrificado camino a la PSU en la escuela nocturna


Todo comenzó dos años antes, cuando las hermanas Cornejo Lisboa decidieron completar la enseñanza media. No era una tarea fácil, puesto que debían viajar desde la localidad de Llallauqén –donde ambas viven con sus familias– hasta la comuna de Las Cabras, para asistir a la escuela nocturna.


Sabina y Pastoriza eran las alumnas de mayor edad y compartían la sala de clases con compañeros que bien podrían ser sus hijos o nietos. Pero pese a eso, ambas eran muy destacadas y queridas por su curso: "Los profesores nos tenían en un altar a las dos y nos creíamos el hoyo del queque", cuenta la mayor.


Dice que incluso les pidieron dar charlas a los jóvenes para motivarlos a estudiar. "Los profesores nos sacaban a hablar por el parlante para demostrarle a la juventud que a la edad de uno sí se es capaz de salir adelante y estudiar, y que estos niños tenían que esforzarse", cuenta Pastoriza.


"Todos nos escuchaban calladitos, así que les dijimos que tenían que seguir estudiando y poniéndole empeño, porque a la edad de nosotros le pusimos harto empeño", agrega Sabina.


Pero no todo fue alegría, sino también mucho sacrificio. Pastoriza reconoce que "cuesta mucho concentrarse con el paso de los años". "A mí me ha costado mucho estudiar, tenía que darle tres, cuatro, cinco, diez pasadas para que se me quedara algo en la cabeza", cuenta.


También fue difícil para Sabina, quien confiesa que pensó en desistir: "Yo sufrí mucho, porque quería seguir estudiando de hace años. Me leía libros, me gustaba sacar puzzles. Entonces en el invierno me acostaba a las seis y media, me iba a mi pieza, y después en la noche tenía que salir a la calle a tomar el furgón para ir al colegio. Como a los 15 días que estaba yendo a clases, me quería retirar".


Sin embargo, dice que luchó hasta conseguir su objetivo. "Seguí y seguí hasta que saqué mi cuarto medio". El resto ya es historia, ahora estas dos mujeres sólo quieren descansar.

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