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La muerte del general no apaga el fervor de los pinochetistas

Siguen llegando partidarios del fallecido general a la Escuela Militar, donde son velados sus restos mortales.

11 de Diciembre de 2006 | 12:17 | Leonardo Núñez, El Mercurio Online

SANTIAGO.- Ni el calor, ni los insultos de los conductores, ni hacer una cola de hora y media, nada detiene el fervor de los partidarios del fallecido general Pinochet.

Según carabineros, ya son cerca de 4.500 los adherentes que han llegado a la Escuela Militar para participar de un responso. Una multitud heterogénea que incluía profesionales, estudiantes, jubilados, empresarios y obreros, incluso frente al parque de la escuela castrense un grupo de jóvenes neonazis también hacía guardia para rendirle honores al ex gobernante.

"Chiquillas, todas vestidas de negro"

Todos ataviados con banderas, chapitas y símbolos patrios, como María Orellana, mujer de 50 años, pinochetista de toda la vida, que organizaba las actividades de mañana, diciendo: "Chiquillas, mañana todas vestidas de negro y los hombres con corbata negra para despedir al general".

La señora repitió la instrucción cerca de 100 veces a lo largo de toda la fila de partidarios, que esperaban su turno para ver el féretro con los restos mortales del militar.


Mientras Orellana daba estas instrucciones, espontáneamente surgían gritos conmemorativos: "Pinochet, Pinochet, no se suicidó, a él se lo llevó Dios", o "Pinochet, Pinochet, aquí estamos otra vez", estos gritos eran acompañados de arengas del tipo: "Vamos, canten más fuerte que por eso siempre nos ganan los comunistas".

"Vengo a ver al único mejor soldado de la Patria que ha salido después de O'Higgins, no me importa que Bachelet no le haya dado honores como Presidente, la historia se los dará. Yo siempre estaré del lado de los que nos libraron del comunismo", declaró Nelson Ruiz, un electricista de 50 años, explicando por qué vino a ver el cuerpo del general.

En la misma fila, David Gómez, un estudiante de 21 años, dice que "Pinochet fue una gran persona que liberó a Chile del marxismo, mi familia sufrió mucho con Allende, hicieron muchas filas, es un libertador, un segundo de Bernardo O'Higgins".


En medio del fervor de la fila, la Fundación Pinochet instaló un puesto que vende chapitas y fotos del general.


Por su parte, Alan Rückert, un alumno del Santiago College de 17 años, agrega que está triste, pues "a mi general no le rindieron honores como Presidente".

La calma de la fila es interrumpida por más insultos de automovilistas que cruzan Vespucio, que son respondidos por epítetos más duros de los pinochetistas. Emocionados, algunos partidarios, hombres y mujeres, empiezan a llorar.


Son las primeras lágrimas de una jornada que recién comienza.

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