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La madre del disidente chino Ai Weiwei dice que su hijo fue torturado mentalmente

La poetisa Gao Ying dijo que este tipo de castigo puede ser más grave que la tortura física.

10 de Julio de 2011 | 07:22 | EFE
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AFP.

BEIJING.- El régimen autoritario chino consiguió silenciar al creador y disidente Ai Weiwei, liberado el pasado 22 de junio tras 81 días de detención sin cargos, pero no a su madre, la poetisa Gao Ying, quien aseguró que su hijo sufrió torturas psicológicas en su encierro.


"Durante su detención no le pegaron, pero sin embargo le hicieron sufrir mentalmente, lo que puede ser más grave que la tortura física", explica Gao, de 78 años, en su vivienda familiar, una casa tradicional pequinesa en el barrio de Dongcheng.


Un sonriente Ai ha publicado en Weibo, el "Twitter chino", unas fotos de su pérdida de más de 20 kilos de peso tras su encierro, el último episodio del drama que envuelve a los a su familia desde que su padre, el poeta revolucionario Ai Qing, cayera en desgracia en el régimen por el que luchó, el de Mao Zedong.


La foto ha provocado comentarios irónicos acerca del "régimen de adelgazamiento" al que Pekín somete a críticos como Ai, quien como otros cientos de disidentes, fue liberado bajo la condición de no conceder entrevistas ni publicar sus opiniones en internet, donde cuenta con casi cien mil seguidores en su ahora inactiva cuenta de Twitter.


"No sé qué le dijo la policía, pero es cierto que se ha adelgazado mucho. Antes tenía una gran barriga", prosigue la energética poetisa, nacida en Shandong, miembro de la Asociación de Escritores de China y viuda del venerado poeta.


Durante su encierro, los guardianes vigilaron todos sus movimientos: Ai Weiwei vivió recluido en una habitación de unos 20 metros cuadrados, sin diarios ni televisión, y en el lugar sólo había una cama, explica la anciana.


Dice que durante el encierro no podía dormir y perdió el apetito ante el temor de que Ai fuera torturado, como ha sucedido con activistas como el abogado desaparecido Gao Zhisheng.


"Pero creímos que no sería maltratado porque él lo podría explicar después, al salir de su cárcel", dice Gao. "Cuando por fin nos vimos, me dijo que no le habían torturado físicamente, pero que no tuvo ninguna libertad", añade la madre, quien compara la felicidad de su encuentro con "el cielo azul".


"Estoy muy contenta, pero sentí una gran pena al ver a mi hijo tan delgado, parecía un salvaje, con el pelo y la barba tan largos. Cuando lo abracé me di cuenta de que había adelgazado mucho".


La autora de "Mi historia con Ai Qing" y del libro de poemas "Montaña y nube" asegura que Ai "estaba convencido de que saldría de allí, porque no había cometido ningún delito, sólo defender los derechos de las personas. No podía ser que muriera en la cárcel. Tenía que mantenerse fuerte para el futuro".


Por este motivo, el rollizo y barbudo artista empezó a caminar en su celda, "de una pared a otra, sin parar: lo que anduvo durante esos 81 días es la distancia que hay entre Beijing y Shanghái" (unos 1.400 kilómetros), asegura la anciana.

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