PARÍS.- Airbus ha pasado en pocos meses de ser la joya de la aeronáutica con la que Europa compitió y llegó a superar al poderoso Boeing de Estados Unidos, a sumirse esta semana en una crisis de imprevisibles consecuencias.
El anuncio de nuevos retrasos en la entrega de su avión gigante, el Airbus A380, frenado por persistentes problemas industriales, suscitó "decepción" e "inquietud" entre las compañías aéreas clientes -alguna amenazó con "pasarse" a Boeing- y una ola de desconfianza en el mercado.
Creado en 1970, cuando nadie en Occidente hacía sombra a la industria aeronáutica norteamericana, Airbus tuvo una trayectoria ejemplar durante varios lustros. Hasta convertirse en el 2000 en el único competidor de Boeing y arrebatarle el liderato mundial de la aviación comercial.
Pero desde 2005, ya es la tercera vez que Airbus posterga las entregas del A380, un programa estrella evaluado en unos 12.000 millones de euros (USD 15.000 millones) para competir con la nueva versión del 747 de Boeing.
El retraso acumulado de dos años en el A380 va a generarle a Airbus pérdidas de ingresos o beneficios por 4.800 millones de euros hasta 2010, y la aplicación de un doloroso plan de ahorros de 2.000 millones de euros anuales a partir de ese año.
El presidente de Airbus, el francés Christian Streiff, reconoció con inusual franqueza la difícil situación. "Debemos recuperar el retraso. Espero que en 15 años volvamos a estar por delante de Boeing", declaró el jueves al diario Financial Times.
A fines de septiembre, Boeing sumaba 666 pedidos firmes de aviones comerciales, frente a 222 para Airbus a fines de agosto. El grupo estadounidense debe recuperar así en 2006 el liderato mundial, según el número de pedidos, que tuvo Airbus en 2005.
Además, el fiasco en las entregas del A380 ha pasado una severa factura bursátil. La acción del gigante europeo de defensa y aeronáutica EADS (casa matriz de Airbus), cayó un 10% esta semana.
En junio pasado, cuando Airbus anunció un precedente retraso en el A380, EADS había perdido una cuarta parte de su valor bursátil en una única sesión.
Además de un mercado financiero escéptico, Airbus se enfrenta al enojo de las 16 compañías aéreas que encargaron un total de 159 aparatos A380. Muchas de ellas recibirán con retraso a su gigante de los aires, capaz de transportar de 555 a 840 personas hasta 15.000 kilómetros sin escala.
Thai Airways International fue una de las más virulentas en su reacción, y no excluyó acudir a Boeing, el gran competidor de Airbus, si la situación sigue degradándose.
"Si hay nuevos retrasos, deberemos pensar en otras alternativas, como pedir compensaciones (a Airbus) o modificar los pedidos en favor de Boeing", afirmó un responsable de la compañía.
La crisis Airbus-EADS es en parte producto de la compleja estructura del grupo europeo, creada en torno a un núcleo duro francoalemán, al que luego se sumaron Gran Bretaña y España.
La susceptibilidades políticas entre alemanes y franceses y la pesada gestión del gigante -Airbus tuvo tres presidentes en 18 meses- plantearon a veces este interrogante: ¿Hay un piloto en este avión?
En enero de 2005, Airbus presentó solemnemente su primer A380 en una ceremonia de gran pompa "europeísta" en presencia del presidente francés, Jacques Chirac, el jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro británico, Tony Blair, y el entonces canciller alemán, Gerhard Schroeder.
Quince meses más tarde, los grandes accionistas privados francés Lagardere y alemán Daimler Chrysler anunciaron la venta de parte de su capital en EADS. Poco después, era el británico BAE Systems quien se deshizo del 20% que tenía en Airbus. Como si todo el mundo sospechara que la hora de gloria tocaba a su fin.
Las razones de la crisis en Airbus son complejas, pero podrían resumirse en lo que afirmaba esta semana un editorial del diario francés Libération: "Es más fácil hacer despegar un avión revolucionario, ante el ojo de las cámaras y al son de patrióticas fanfarrias, que hacerlo aterrizar en la jungla de las realidades industriales y comerciales".