Llamado a la acción sobre basura electrónica en conferencia sobre control de residuos

NAIROBI.- La Conferencia de las Partes de la Convención de Basilea sobre el control de residuos peligrosos se cierra hoy en Nairobi con una declaración que llama a la “acción urgente” para abordar el comercio ilegal de la denominada “basura electrónica”.

"Los Gobiernos han acordado acelerar los esfuerzos para reducir los riesgos que plantea a la salud humana y ambiental el dramático aumento mundial de los desechos electrónicos”, señala el texto, leído por el presidente de la reunión, el ministro keniano de Medio Ambiente, Kivutha Kibwana, en la conferencia de prensa de clausura.

"La declaración reconoce la necesidad de mejorar los controles nacionales y urge a la industria a trabajar para lograr ’diseños verdes’ que abandonen el uso de componentes peligrosos,” añadió Kibwana, horas antes de dar por terminado el encuentro.

La basura electrónica, término que se refiere a los restos de ordenadores obsoletos, teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos, ha sido uno de los ejes centrales de la reunión, a la que han asistido durante una semana representantes de 120 gobiernos, así como de organizaciones no gubernamentales (ONG).

Datos del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) indican que en el mundo se genera cada año entre veinte y cincuenta toneladas de basura electrónica y, según la coalición de organizaciones no gubernamentales Red de Acción de Basilea (BAN en inglés), África se ha convertido en el mayor receptor mundial de equipamiento electrónico obsoleto.

Entre las prioridades acordadas en la reunión figura el lanzamiento de proyectos piloto para establecer un sistema de "retorno” para los equipos electrónicos usados.

El objetivo es que cuando éstos son enviados a un país en vías de desarrollo se cree un mecanismo para que, una vez termine la vida de los equipos, éstos sean devueltos al país de origen, evitando que las naciones pobres se conviertan en vertederos de ordenadores y otros aparatos procedentes del primer mundo.

También se acordó incrementar la cooperación internacional para luchar contra el tráfico ilegal y redactar guías de buenas prácticas sobre cómo gestionar los desechos electrónicos.

La Conferencia de las Partes condenó también el vertido peligroso ocurrido el pasado agosto en Costa de Marfil y acordó crear un plan estratégico para reforzar la capacidad de respuesta internacional ante crisis similares.

El desastre sucedió cuando una compañía local de eliminación de desechos industriales vertió en varios sitios de Abiyán, tras descargarlas de un buque panameño fletado por una compañía holandesa, unas 500 toneladas de lavazas de petróleo y detergente, y la nube tóxica resultante causó diez muertos y alrededor de 100.000 intoxicados.

Para las ONG, sin embargo, la respuesta de la Conferencia al vertido marfileño fue insuficiente.

"Como se ha visto en el caso de Costa de Marfil, la Convención de Basilea ha fallado a los miembros más vulnerables de la sociedad. Aunque se han reconocido en el encuentro los terribles impactos de este crimen, nos vamos de esta reunión con la sensación de que pocas cosas han cambiado,” dijo Isuf Sidibe, en representación de las ONG asistentes.

"Lamentamos que no se hayan tomado más medidas tanto para generar recursos financieros que ayuden a la limpieza de las áreas afectadas de Abiyán, como para asegurar compensación bajo el principio de ’quien contamina paga’”, agregó.