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Investigadores proponen aplicar impuestos a la comida chatarra para prevenir la obesidad

La medida ya ha sido considerada por algunos estados en EE.UU., país con los índices de obesidad más altos del mundo.

09 de Marzo de 2010 | 10:13 | Agencias
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Reuters

SANTIAGO.- Subir el precio de la "comida basura” y bajar el de los alimentos saludables podría ser un método útil para corregir la dieta de la población e instaurar hábitos de alimentación sana, según desvela un estudio publicado hoy por la revista JAMA.


Imponer un impuesto especial a comidas de alto valor calórico, como bebidas gaseosas o pizzas, podría ser una buena herramienta para disminuir la obesidad, la que cuesta al sistema de salud estadounidense un estimado de 147 mil millones de dólares al año.


De acuerdo al estudio encabezado por Kiyah J. Duffey, profesor de la universidad de Carolina del Norte, los adultos en EE.UU. tienden a comer menos pizza y beber menos refrescos azucarados cuando el precio de estos productos aumenta.


Según estiman, un impuesto del 18 por ciento sobre productos no saludables provocaría un descenso de 56 calorías por persona al día en ese país, lo que permitiría bajar en 2,27 kilogramos el peso de cada consumidor al año y reducir considerablemente su riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la obesidad.


Esta propuesta de cobrar impuestos no es nueva, y otros profesionales ya lo han sugerido antes.


En EE.UU., dos tercios de la población tienen sobrepeso o son obesos, por lo que los diseñadores de políticas están considerando el cobro de impuestos como una forma de manejar lo que ya es una epidemia. California y Filadelfia ya han introducido leyes para gravar bebidas gaseosas y tratar de limitar el consumo.


En 2009, Estados Unidos encabezó, junto con Kuwait, la lista de las diez naciones con mayores índices de obesidad, en la que México figura en el quinto lugar, Venezuela en el sexto y Guatemala en el décimo, según el informe de la consultora Euromonitor.


Duffey y su equipo tomaron como referencia para el trabajo los hábitos alimentarios de 5.115 jóvenes de entre 18 y 30 años durante un período de 20 años (1985/86-2005/06) y compararon el precio de los productos “basura” en ese período con la altura, peso y niveles de glucosa e insulina en la sangre de los participantes.