SANTIAGO.- Una radiación UV más alta y más peligrosa en nuestro país. Este fue el pronóstico que entregó este miércoles la Conac (Corporación Nacional del Cáncer) junto con la Universidad de Santiago (Usach) por medio de un nuevo estudio que analizó estos índices presentes en Chile durante los últimos 14 años y que ha revelado un aumento de radiación UV de un 17% con respecto a octubre de 2013.
De acuerdo al estudio, esta crecida de radiación UV se debería a una tendencia en el agujero de Ozono presente en la Antártica, que si bien ha disminuido de tamaño durante los últimos años, se ha movido cada vez más hacia el norte alcanzando la parte más al sur de nuestro país. Una fluctuación que, en resumen, causa una mayor radiación en Chile.
Este es un efecto que se ha podido ver especialmente durante los últimos días. Por ejemplo, los expertos alertan que entre el lunes y martes de esta semana, los índices de radiación UV superaron el nivel 12, una cifra que no es normal para comienzos de noviembre sino que suele aparecer recién para mediados de diciembre.
"El clima global tiende a traer los contaminantes hacia la zona sur. Es decir, la zona sur tiene menos ozono que la parte norte. Ahora, los que generar gran parte de los contaminantes son el hemisferio norte, pero pagamos nosotros las consecuencias. Así se concentran específicamente en la Antártica, pero como el agujero no es estático, sino que va variando, a veces se extiende hacia la región de Magallanes y más al norte", explica el doctor en física de la Usach y asesor de la Conac, Ernesto Gramsch.
Incluso, durante octubre de este año –uno de los meses más peligrosos en cuanto a radiación- los índices alcanzaron números un 17% más altos que para el mismo periodo pero durante el año pasado.
"Es levemente más peligroso que el año anterior, aunque no es una tendencia a largo plazo sino que está relacionado con fluctuaciones en el clima. De hecho en octubre, hemos tenido menos nubosidades por lo tanto hemos tenido más radiación ultravioleta. Ahora el tema del cambio climático, es algo que está afectando y no se sabe completamente su resultado", comenta Gramsch.
Se espera que el agujero en la capa de ozono de la Antártica recién pueda recuperarse para 2060 o 2070, esto significa un periodo hasta 20 años superior que en otras partes del mundo, aunque más rápido de lo que se estimaba para 2013, que entonces marcaba el año 2100 como posible meta. Este proceso más lento se debería a la reaparición del compuesto Tetracloruro de carbono, que ya se encontraba prohibido en el mundo pero que ha resurgido en la zona sin una fuente determinable.
"Los contaminantes CFC, por los vientos globales se acumulan en las zonas de la Antártica. Durante el invierno estos contaminantes se congelan y cuando llega la primavera, en septiembre, las nubes que tienen estos compuestos comienzan a derretirse y comienzan a liberarlos. Así comienzan a destruir el ozono, en esa zona específicamente. Después en diciembre, debido también a los vientos globales, estos contaminantes se comienzan a diluir y el agujero desaparece. Todo esto genera más penetración de los rayos UV", explica el doctor en física.
Ante esta realidad, la Conac planteó que la mejor forma para responder a este aumento en los índices de radiación es que las personas se protejan de la exposición al sol. Dentro de estas medidas, resalta como siempre el uso de bloqueador social, sombreros y lentes oscuros. También alertaron sobre la necesidad de realizar al menos un chequeo anual a la piel con un especialista.
"Existen alrededor de 300 personas que fallecen al año por cáncer de piel, pero las cifras de enfermos son bastante más altas y han subido año a año. Esto sucede porque la gente se expone, aún y a pesar de todo el tiempo que llevamos previniendo, porque siguen buscando el bronceado como un objetivo de belleza. Y el lema de los dermatólogos es en realidad, 'piel bronceada es sinónimo de piel dañada'", aseguró para finalizar la dermatóloga, Cecilia Orlandi, asesora de la Conac.