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Pueblo que alberga el radiotelescopio más sensible del mundo prohíbe el uso de celulares y wifi

Green Bank se ubica a 350 kms. de Washington y se ha convertido en el hogar de los "enfermos" a causa de las ondas electromagnéticas. Sus habitantes se dedican a estudiar el Big Bang y el ciclo de vida de las estrellas.

22 de Noviembre de 2014 | 11:24 | AFP / Emol
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Radiotelescopio en Green Bank

AFP
GREEN BANK.- Green Bank, un pequeño pueblo a 350 kilómetros al este de Washington, se ha convertido en el hogar de "enfermos" de ondas electromagnéticas, prohibidas en este lugar porque alberga el radiotelescopio más sensible del mundo, capaz de captar el nacimiento y muerte de las estrellas o señales tan débiles que son casi un suspiro en el vasto espacio.

"Si perdemos el radiotelescopio, estamos perdidos", dice Charles Meckna (53), uno de sus habitantes.

Este hombre oriundo de Nebraska (centro) se instaló en julio pasado en Green Bank para alejarse de las ondas electromagnéticas emitidas por celulares o aparatos de internet inalámbrico que, asegura, lo pusieron gravemente enfermo.

Green Bank -con 143 habitantes- y los alrededores del condado de Pocahontas, en los Appalaches, están en el corazón de la denominada "Quiet Zone", una zona de silencio radial declarada en 1958 para proteger el hipersensible radiotelescopio del pueblo.

El aparato de 150 metros de altura capta día y noche las señales del espacio.

"Estudiamos el ciclo de vida de las estrellas, los segundos después del Big Bang, las ondas gravitacionales", explica Michael Holstine, responsable del National Radio Astronomy Laboratory (NRAO).

"Este es el radiotelescopio más sensible del planeta. Puede recibir una señal equivalente a la energía de un copo de nieve tocando el suelo", agrega el experto. Por eso "el ambiente de radio alrededor debe ser extremadamente silencioso".

Además, la denominada National Radio Quiet Zone, única en su tipo, fue decretada por el gobierno estadounidense en un área de 33.000 km2, en los cuales las radio transmisiones tienen que ser al nivel más bajo de frecuencia posible.

En un perímetro de 16 kilómetros alrededor del telescopio, todo lo que produce una onda radial y pueda provocar una eventual interferencia eléctrica está prohibido o severamente limitado incluyendo el el wifi, los teléfonos inalámbricos, los mandos a distancia o los microondas.

"Un quásar emite una señal que es la millonésima de la millonésima de la millonésima (parte) de un watt (un vatio)", precisa Holstine. "Un celular tiene dos watt y dañaría completamente la señal que los astrónomos buscan recibir" del espacio, explica.

Una enfermedad no reconocida

Como Charles Meckana, decenas de víctimas de la hipersensibilidad electromagnética se han mudado a esta región rural.

Este ex capataz de construcción se refugió en Green Bank con su esposa a unos kilómetros del telescopio, cuando llegó a la conclusión de que su celular era el culpable de que estuviera enfermo desde los años 90.

"No hice ni si quiera la correlación. Al principio, mi médico me dio antidepresivos", cuenta este hombre, quien sufría náuseas, migrañas y arritmia cardíaca cada vez que se acercaba a un wifi.

Después de dos semanas en Green Bank, los dolores de cabeza desaparecieron. "Me siento mucho mejor. Puedo tener una vida de nuevo", asegura el hombre, quien sin embargo odia sentirse un poco "prisionero".

La hipersensibilidad electromagnética, fuente de preocupaciones en un mundo cada vez más conectado, no está formalmente clasificada como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque sí se conoce de su existencia.

Algunos estudios culpan a las ondas electromanéticas de estos males y otros los llaman problemas psicosomáticos.

La OMS anunció en su página de internet que se "procederá en 2016 a una evaluación formal" del riesgo de los celulares, cuyos abonados ascienden a 6,9 billones en el mundo.
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