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La Teletón es mía

21 de Noviembre de 2003 | 12:43 | Amanda Kiran
Hace 15 años me pasó lo mismo.

Mitad de edad que hoy, y sigo sintiéndome de la misma forma. Desvelo total.

Es que hace 15 años me llamó una amiga, un 13 de noviembre. Casi un mes antes.

-¡Hey! Amanda, ¿ayudemos en la Teletón?

Mi papá trabaja en el canal 13 y necesita que estemos tras bambalinas, ayudando a tener vasos de agua, jugos, bebidas y todo lo que necesite la gente que estará en el escenario.

Eso no era ayudar. A esa edad, era el sueño hecho realidad.

Por mí que me dejaran ahí siempre.

Mi SI fue rotundo y enérgico.

Desde que tengo uso de razón que existe esta obra benéfica. Desde que recuerdo una televisión que veo a Don Francisco, quien además se transformó en un "casi" ídolo para mí. El único de la televisión chilena, de hecho.

Entonces, ayudar, estar en contacto con esa gente, sentirme parte de eso, era un sueño.

Realmente un sueño, y sólo esperaba ese día, desde el llamado aquel.

La Maca, quedó en pasarme a buscar un 5 de diciembre, a las 20 horas, que era el día en que empezaba la Teletón. Nuestro turno sería el viernes en la noche.

Todavía recuerdo el desvelo de la noche anterior. No dormí nada, pero absolutamente nada, y me preocupaba de sobre manera estar cansada para lo que me tocaba en la noche siguiente, pero no había caso de conciliar el sueño nuevamente.

Los cientos de rollos y películas seguían pasando como franja cultural sobre mi cabeza.

No había caso de cerrar los ojos y lograr que mi mente estuviera en blanco. Me costó rato largo, hasta que lo logré. Me dormí.

A la mañana siguiente desperté con el nudo en el estómago (ese nudo rico), estuve esperando todo el día, se me hizo eterno…Lo malo fue que la Maca nunca llegó a buscarme.

Su hermana grande me había quitado el lugar, y su papá ni sabía de la invitación hecha para mí. Ella con la emoción también se olvidó de mí. Mi mamá era la única que me entendía.

Pasada la hora y media de espera, peinadita, bien vestida, parada al lado de la ventana que mira hacia la puerta de calle, mi mamá se decidió a llamar a la casa de la Maca.

-Noo señora, acá no hay nadie- respondieron. Ya todos se fueron al teatro, hace como dos horas.

Esperamos un poco más, y entre lágrimas recuerdo que me venció el cansancio de la noche anterior, y me dormí sobre las piernas de mi querida madre, frente a nuestra televisión nueva. Todavía recuerdo el cariño en el pelo que me hizo hasta que me dormí.

Entre sueños, escuché a Don Francisco y su emocionante inicio de jornada.

Este año el desafío es diferente. Tengo otro turno. Uno en el Banco de Chile. Estoy igual de emocionada, y sólo llevo una noche de desvelo.

Alguien que me quiere mucho me consiguió un turno en una sucursal del Banco de Chile, de 19.00 a 01:00. Nadie me pasará a buscar, debo llegar solita, eso es un punto a favor.

¿Qué voy a hacer? No sé muy bien. Creo que contar monedas, pegar stickers, abrir la puerta, dar la bienvenida. La verdad, lo que haga no me importa tanto. Siempre he querido ser parte de esto, y este año lo logré.

Con la ayuda de mis amigos, voy a ayudar en la Teletón. Mi sueño se torna realidad hoy.

La gente que me rodea sabe lo emocionada que estoy, es como poder llegar a una meta.

De alguna forma, soy parte de ella, aunque sea con un grano de arena seré parte de esta obra, la cual he admirado por tantos años. La única obra que une a Chile. Obra de la cual ningún comentario mal intencionado pueda cambiar mi romántica visión.

Estoy a pocas horas de abrir la puerta del Banco de Chile y recibir a toda esa gente que se une para ayudar.

Así que acuérdate, este año la Teletón es mía.

Y, de verdad, te estoy esperando...


Amanda Kiran
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