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El Matador

Crisis de un asesino a sueldo

02 de Octubre de 2006 | 16:25 | Ernesto Garratt Viñes
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El Mercurio

Ésta es una de las mejores actuaciones del irlandés Pierce Brosnan, acá, Julian Noble, un tipo con un trabajo poco común. "¿Y en qué trabajas Julian", le pregunta Danny Wright (Greg Kinnear), un normal hombre de negocios en México mientras ambos están una plaza de toros. "¿Eres un espía o algo?". Y Brosnan contesta: "Bueno, facilito las fatalidades". Lejos de la aséptica imagen de James Bond, Brosnan le pone un agradable margen de error humano a un frío asesino a sueldo en este filme que sigue con increíble química la amistad entre estos dos polos opuestos: el amoral asesino y un sujeto felizmente inserto en la legalidad de la sociedad. "Matador" es un relato mínimo y de origen en la novela negra ácida e irónica que se sale del molde hollywoodense al caer en más de una graciosa incorreción hormonal y al graficar a este criminal de manera suceptible, vulnerable, pero no por ello lastimera.

Porque la crisis de Julian Noble, con sus dudas de seguir matando por dinero, miedos y tics y rudimentarias maneras de iniciar una relación amistosa sin usar la violencia, lo ubican en el panteón de los buenos roles que un actor siempre quiso interpretar. Nada de tonto, Brosnan, también productor del proyecto, se lo reservó para él. Pero "Matador" no es un monólogo, es una buddy movie, una película de pareja, y Greg Kinnear es el opuesto que sirve para resaltar a esta estrella de la muerte, decadente y dubitativa, que brilla aún más en la primera parte: cuando estos "amigos" se conocen en una ciudad de México con la violencia a flor de piel y en una plaza de toros que será el buen recuerdo de dos vidas unidas hasta más allá de la anécdota.