La Casa de los Sustos

Esto no es "El extraño mundo de Jack", de Tim Burton, donde la muerte y la vida se entrelazan como temas en una oscura-clara fábula que, en rigor, no asustaba a los más chicos. Al contrario: un preescolar aprende las pegajosas canciones de Danny Elfman como si fueran cánticos navideños. Acá el caso es distinto: los más pequeños se pueden asustar un poco más de lo presupuestado por la oscuridad que respira "Monster House, la casa de los sustos", una buena película de terror que usa la animación digital para desarrollar un tétrico argumento.

El director novato Gil Kenan, apadrinado por Steven Spielberg y Robert Zemeckis, es plano cuando se trata de presentar esta historia sobre un niño que nota que la casa de enfrente tiene vida propia y es, literalmente, del terror. Pero lo mejor viene cuando hay que construir ambientes de terror y suspenso con mínimos elementos pues lo que estamos viendo es una cinta de menores. Sin sangre ni vísceras regándolo todo. Un buen ejercicio de género que hace pensar que menos es más y que con más restricciones que libertades se puede contar algo y bien. "Monster House, la casa de los sustos" es una película de la medianía, sin genialidades, pero con el valor de la diferencia como norte en una oferta einfantil fílmica tan homogénea como aburrida. Y eso, no es para tener miedo.