El Mercurio
El cineasta argentino ha tenido sus mejores cotas con dos productos de gusto universitario: la fábula de ciencia ficción "Hombre mirando al sudeste", con un supuesto extraterrestre encerrado en un manicomio y, con "El lado oscuro del corazón", que trató de un poeta maldito que vive entre el surrealismo y el humor negro. Sus personajes, como se ve, resuenan a desadaptados y eso cayó bien entre la juventud de fines de los 80 y los 90. Ahora Eliseo Subiela, luego de una secuela de "El lado...", vuelve con "Lifting del corazón": la historia de un maduro cirujano plástico de Sevilla que, en un viaje a Buenos Aires, comienza una relación extramarital. Subiela es un experto en el melodrama, en hacer valer la cursilería porque sí, pero si eso puede ser un defecto, en algunas de sus trabajos previos el error se minimiza y esconde gracias al acento en otras áreas, como el humor - quizás no tan intencionado- de "El lado..." y la ciencia ficción de "Hombre mirando al sudeste". "Lifting del corazón", por su parte, es un melodrama puro, sin filtros y, a corazón desnudo, que deja ver una pieza menor, telesérica, sin mayores vueltas de tuerca. Porque los problemas morales a los que se enfrenta el protagonista, Antonio (Pep Munné), son básicos y se muestran sin anestesia: hay un par de skecths con algo de gracia, pero lo que queda en el fondo es la sensación de estar viendo emociones simples moviéndose a través de personajes a medio construir. Y eso ni un lifting lo arregla. Es un daño muy interno de la película, que dentro de su gravedad, se mantiene estable.