El ratón Pérez

Las limitaciones de un sueño latino

En Latinoamérica se sueña con hacer películas que puedan ser vistas en todos los países de la región. Este sueño, más que bolivariano, es económico: los mercados de cada país, si descartamos a Brasil, son restringidos; todos juntos configuran uno enorme que comparte una lengua y, se supone, una cultura. Sin embargo, a juzgar por "El ratón Pérez", habría que descartar la idea de una vez por todas. Esta película está filmada en Argentina, tiene capitales de múltiples países, una actriz colombiana y un elenco argentino. Pero en lugar de ser una película con mezcla de sabores, todos hablan un castellano sin acentos, Buenos Aires podría ser cualquier ciudad de España y la historia está neutralizada para dejar conforme a todos. Y a nadie. Porque puede ser que la leyenda del ratoncito de los dientes sea latinoamericana, pero eso no basta. En Chile, al menos, ese ratoncito no se llama Pérez. La animación es casi intachable, pero el guión es ramplón y tiene más hoyos que un queso suizo. La cinta tiene poco humor, se siente pesada y hacia el final, incluso, es algo siniestra. El empeño por imitar la gracia de las películas infantiles del hemisferio norte se queda sólo en la pretensión. Esto, un efecto no buscado, es lo que la hace de verdad latinoamericana.

Ernesto Ayala