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Miguel Bosé: "¿Siete veces en Viña? No me había fijado"

Bosé ya es un artista de la casa. Esta noche anotará en su currículum la apertura de fuegos de un nuevo Festival.

20 de Febrero de 2008 | 07:50 | JC Ramírez Figueroa, El Mercurio Online

SANTIAGO.- Miguel Bosé abrirá esta noche la 49 versión del Festival de Viña del Mar, en una jornada que también contará con el combo adolescente Six Pack y los veteranos funk-disco Earth, Wind & Fire. Ésta será la séptima presentación del cantante, desde su mítico show de 1981. Allí donde, enfundado en un apretadísimo traje de lycra, cantaba hits como "Te amaré" y "Voy a ganar".

"¿Siete? (sorprendido) ¡Wow! No lo sabía, no las he contado... cada público es distinto, pero claro que conservo buenos recuerdos de Chile. Recuerda que no sólo se trata del Festival de Viña del Mar, sino que estamos en gira por este país. Me gusta actuar".

El currículum de Miguel Bosé (en abril cumple 52 años) es ciertamente más impresionante que la mayoría de sus canciones. Hijo de torero ("¿hay algo más fuerte que tu propio padre te llame maricón?", confesaba al periodista español Javier Menéndez Flores en 2001, explicando la falta de apoyo en sus primeros años como cantante-bailarín) y apadrinado por el cineasta italiano Luchino Visconti, su infancia la pasó entre gente como Pablo Picasso y Ernest Hemingway, amigos de la familia. 

Luego, se convirtió en un suceso de la balada latina melodramática no sólo en España, sino en Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, Japón y América Latina. Incluso se dio el lujo de pasar de la new wave del hit "Voy a ganar" (1980) a la elegancia crooner en el disco Bandido (1984), y de ahí a la electrónica intimista de Velvetina (2005). 

Sorprendentes giros que, acompañados de su trabajo en el cine -especialmente el travesti de "Tacones Lejanos" (1991), de Almodóvar- y sus comentadas apariciones mediáticas -embarazado en la revista española Gran Musical o besando a Cecilia Bolocco en "Viva el Lunes"-, le crearon un aura "provocadora" tan rentable que ha sido comparado con el camaleónico David Bowie.

"Sucede que en Bandido estuve más presente en el proceso de grabación, no sólo cantando o revisando las letras", explica a Emol desde la lujosa suite presidencial del Hotel San Cristóbal Tower. "No soy tan musical tampoco, lo que hago no viene estrictamente desde ahí. Escucho de todo, claro, incluso rock antiguo como Yes. Pero cuidado con el término rockero. A Sting lo tratan de rockero y él dice 'pero tío, que lo mío es el pop'. Me interesa la actitud del rock más que nada".

Con los pies en la tierra

Bosé es consciente de su mito, a pesar de lo normal que se le ve, atento, pero marcando las distancias (no fotos, diez minutos solamente, encargados de prensa). Como si fuera un caso más de los artistas que se comen el mundo cuando se encienden los focos y la multitud grita. "Sería imposible grabar un disco sin tener los pies en la tierra", dice. 

Sin embargo, hay algo en el cantante, en la forma de elaborar las respuestas que rozan el piloto automático, y en el entusiasmo que le provocan otras. Por ejemplo, sobre sus años de La Movida Española: "No estuve muy cercano a ella, porque estaba grabando en otros países, pero claro que conozco a gente como Carlos Berlanga (fallecido compositor español, junto a Alaska, parte fundamental del circuito independiente hispano). De hecho, vivía al frente mío y estábamos viendo la posibilidad de convertirnos en una nueva versión del Dúo Dinámico, un grupo que fue muy popular acá".

"Fue todo muy repentino", dice. "Aparecí un martes en televisión y el miércoles ya era conocido. Mi inicio fue un episodio de una violencia tremenda. Después vino el aprendizaje para seguir una línea coherente. Bandido fue un salto, ya que antes era muy tímido en cuestiones de grabación".

-Hace tiempo decías que uno canta no para cumplir expectativas personales ni del público. ¿Mantienes la idea?
-Uno hace las cosas por necesidad. Es algo dentro tuyo que te obliga a cantar, escribir, actuar. No sé definirlo, pero es una forma de traducirse. Al cantar o actuar yo me traduzco.

No me preguntes eso

Al parecer lo único que lo molesta -aparte de la repetida pregunta en torno a su sexualidad, que él se limita a enredar más, pero sin perder la diplomacia- es que le pregunten por sus titulares de prensa. "Por favor, que un periodista como tú me pregunte eso" dice, mientras se lavanta de la silla.

Han pasado los diez minutos de la entrevista y Bosé ni siquiera sonríe cuando se le pregunta si volvería a comer donde Cecilia Bolocco, donde anteriormente sufrió una mediática intoxicación.

"Sé que la noticia salió en todos lados, pero es que los periodistas...", espeta. Cero humor para una pregunta que, si juzgamos su reacción, debe esconder una buena historia aún no difundida.

Pero Bosé está acostumbrado a este tipo de cosas. Ya a fines de los '80 la prensa española especulaba con que Bosé tendría sida. O la revista Rolling Stone, citando las palabras del músico español Albert Pla, quien decía que "con esos padres, con esa formación y con ese look, ¿cómo es posible que (Bosé) lo haya hecho tan mal?".

Bosé aguanta todo eso porque sabe que para promocionar su música es necesario pasar por ruedas de prensa, preguntas impertinentes y artículos mala leche. "Al final la obra de uno es patrimonio de la gente", dice. "Y si me dices que 'Voy a ganar' fue una canción que marcó tu infancia, ya eres parte también de ella".

Vida de hoteles olvidados

"Tan importante como grabar un disco decente es presentarlo a los periodistas. Si se hace mal, evidentemente influirá en el mal resultado de la grabación".

"Éste es el lugar donde paso el tiempo", dice indicando la suite presidencial de uno de los hoteles de lujo de la ciudad. "No se trata de descansar, sino que desde acá coordino, por ejemplo, el viaje a México que tengo programado. Es un país inmenso, ¿sabes? Y desde acá hacemos entrevistas, además de todos los preparativos que tienen que ver con la gira" (Papitour 2008).

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