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Peter Frampton rompió los esquemas festivaleros y se llevó la gaviota

Con temas instrumentales, interminables solos de guitarra y sólo un puñado de reconocibles hits, el músico inglés terminó por capitalizar en trofeos viñamarinos el pago de la deuda que tenía con sus seguidores locales.

22 de Febrero de 2008 | 23:52 | Sebastián Cerda, enviado especial a Viña del Mar
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Frampton, su guitarra y el ''talk box''. El trío fundamental en la apertura de la tercera noche.

Ricardo Vásquez, El Mercurio

VIÑA DEL MAR.- Así como el Festival de Viña tiene lugares comunes, emociones conocidas, rituales establecidos y momentos determinados, también tiene lo que se podría llamar artistas tipo: sujetos de reconocido alcance masivo, con pegadores hits no demasiado lejanos en la memoria popular, ojalá coreables, y cierta estampa de ídolo según los más básicos parámetros.


Nada de eso tiene el hombre que estuvo a cargo de la apertura en la tercera noche de Viña 2008. Peter Frampton es un artista que tiene su fase de estrella perdida en las décadas, con temas imposibles de seguir para la galería (salvo un par) y con la destreza en la guitarra como característica que resalta.


Nadie que sepa del Festival le recomendaría a alguien con ese perfil venir a este escenario, pero como seguramente Frampton sabe de Viña tanto como sabe de Aisén o Curanilahue, simplemente lo hizo, se dio todos los lujos interpretativos que quiso y salió más que airoso de su presentación (incluyendo las dos antorchas y la gaviota).


Sería mezquino decir que ello se debe sólo a un puñado de seguidores que acudieron a ver el debut del artista en Chile en el escenario en que, quiéranlo o no, se produjo. El músico sumió a la audiencia, que rara vez se paró de sus asientos, en su viejo rock and roll, incluidos extensos punteos de cuantos minutos estimara convenientes.


Un perfil del que sólo se apartó para interpretar algunos de sus éxitos como "Show me the way" (donde mostró por primera vez en la noche su mítico "talk box") y "Baby, I love your way", que la Quinta coreó a medias. Fuera de ellos, volvería siempre a sus principios, expresados también en más de un tema instrumental, una categoría que tuvo su expresión más llamativa en el esperado cover de Soundgarden "Black hole sun".


Postales de un show que la historia viñamarina podría incluso catalogar dentro de sus rarezas, dadas por un Frampton que ya camina muy lejos del hito de Frampton Comes Alive! y, con toda seguridad, de los 40 puntos de rating, pero con un nombre que de todos modos sube en algo el pelo a este Festival. Eso, al menos, ya es algo.

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